Capítulo 1

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Madara se encontraba caminando por la calle junto a su actual hermano mayor, Hashirama, el cual lo sostenía de la mano. Era algo típico entre ellos a pesar de ya ser unos adultos. 
Desde el accidente donde él, su hermano y el par de Senju quedaron huérfanos, decidieron vivir como hermanos. Lo malo de la situación, era que Madara sentía una enorme competencia entre él, Tobirama e Izuna.

La rutina era la misma. Llegaban a la casa, él trataba de ignorar a todos y seguía a Hashirama hasta las escaleras, donde allí lo observaba marchar tristemente por esas hasta su propia recámara. 

—¡Hashirama! —llamó Madara al mayor—. ¿Tienes algún problema? Sabes perfectamente que puedes recurrir a mí —dijo mientras esbozaba una ligera sonrisa. 

Hashirama simplemente mantuvo un triste mirar mientras dejaba su andar y comenzó a abrazarse a sí. Madara no podía evitarlo, a pesar de que el mayor se encontraba triste, seguía siendo realmente atractivo. Los rasgos de Hashirama se veían mejor en ese estado que cuando estaba feliz; sin embargo, saber que otra persona era la que perturbaba la mente de Hashirama lo hacía enfurecer. 
¿Podría ser que estaba triste por Izuna o Tobirama? No. No podía ser. Hashirama era solo de él y no permitiría que nadie más lo poseyera.
Observó como el mayor siguió su rumbo por las escaleras. Vislumbró como esa bella figura daba pesados pasos, como si el caminar le costara la vida. 

Mientras lo veía marchar, recordó muchas de las situaciones en las que pasó con él. Una de ellas fue cuando ambos fueron a comprar helados y el Uchiha compró el sabor favorito de Hashirama: un helado de vainilla. 
Ese día le insistió demasiado al Senju para que probara del helado de crema y el Senju se rindió. Nunca imaginó que ese se acercaría y lamería directamente del helado que él sujetaba. El simple hecho de presenciar el momento en como la lengua del moreno se movió con delicadeza en la crema helada fue suficiente para que el Uchiha se relamiera. 
Ahora en la realidad también lamía sus propios labios por el hecho de recordar la hábil lengua de su ahora hermano mayor. 

Muchas veces se ha puesto a soñar despierto. Únicamente pensando en Hashirama. En estar en la habitación de ese y que el mayor lo hiciera sudar, gemir y rogar por más. Si llegaba a cumplir su fantasía más oscura, sabía que podría morir en paz. 
Oh, cuando quería dormir en la cama de su hermano y luego... ¡Oh! 
Ver como esos ojos hermosos brillando intensamente. Despertar a su lado que sería algo de ensueño y no poder esperar a que el Senju lo haga transpirar. 

Por impulso, Madara se abrazó a sí mismo mientras fantaseaba con todo lo que Hashirama podría realizarle. Se dejaría amar de cualquier manera si fuese Hashirama quien le otorgaba amor y placer.
Esbozó una sonrisa y se calmó cuando escuchó un andar rápido, era Hashirama quien bajaba apurado por la escalera simplemente para acariciarle la cabeza.

—Oh, lo olvidaba. —dijo el Senju ejecutando esa tonta acción que hace con todos cuando se iba a su habitación: despedirse con una caricia infantil en los cabellos.

Y allí comenzó a subir las escaleras con una enorme velocidad, como si no quisiera que nadie lo siguiera. 
El Uchiha observó sorprendido al mayor, tratando de asimilar la caricia de Hashirama en su cabeza, y luego, esbozó una sonrisa maliciosa al saber que pronto Hashirama sería suyo.

Onii YuukaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora