Capítulo 4

839 64 6
                                    

Madara llegó a la habitación de su hermano mayor, donde allí notó a Hashirama cantar de manera distraída, mientras que los dos menores parecían fantasear. No le agrado en lo absoluto que esos dos fantasearan también con Hashirama, así que se acercó con molestia hacia ambos y comenzó a discutir en susurros. 

—¿Qué mierda creen que hacen ustedes dos? —interrogó. 
—¿Qué mierda crees que haces tú al cancelar la vista que tenemos de aniki? —susurró Izuna. 
—Yo solo disfruto de esta vista. —murmulló Tobirama mientras mantenía una sonrisa. 
—Borra tu puta sonrisa, Senju. —amenazó Madara. 
—No eres nadie para obligarme, Uchiha. —replicó Tobirama.
—Oh, guarden silencio, así puedo seguir fantaseando. —pidió Izuna en susurros. 

Los tres comenzaron a discutir entre susurros y miradas agudas, provocando que Hashirama cortara su cantar y se percatara de la presencia de ellos. 
El moreno se giró y observó con un poco de asombro a sus actuales hermanos menores. Esbozó una pequeña sonrisa y se acercó a ellos, donde a cada uno le acarició la cabeza antes de largarse de la habitación, dejando a cada uno solo. 

Los tres menores se miraron por momentos entre sí y luego al suelo, sintiéndose cada uno muy apenado e incluso triste porque esa era la máxima atención que recibían por parte de Hashirama. Esperaban más cariño por parte del mayor, pero a estas alturas era algo imposible. 
Izuna tomó con rabia una escoba del sitio y estuvo dispuesto a seguir a Hashirama para golpearlo con la misma, pero fue detenido por Madara.

—Ni se te ocurra. —advirtió el mayor de los Uchihas. 

A regañadientes, Izuna abandonó la escoba y se cruzó de brazos. Odiaba cuando su hermano mayor llamaba su atención. 

Los menores volvieron a mirarse entre sí, esta vez nerviosos y preocupados mientras comenzaban a recordar todo lo que les gustaba de Hashirama. 
Tobirama sabía que admiraba las manos de Hashirama, eran muy grandes. 
Izuna amaba la sonrisa de Hashirama.
Y Madara amaba la voz del moreno porque poseía una voz de cantante, lo cual era un grato recuerdo para él por cada ocasión en la que Hashirama le respondía sonoramente. 

Shinboutamaran. 

Ellos sabían que la belleza de Hashirama debía perdurar.

Shinboutamaran.

Eran conscientes que la belleza de Hashirama siempre estará. 

Se miraron unos a otros hasta que Madara dio el primer paso. El mayor de los tres extendió una mano hacia el frente, esperando ser correspondido por los demás, llevándose la enorme sorpresa de que los menores aceptaron una vez que colocaron sus manos encima del dorso del mayor. 
Eso fue clara señal del pacto de unión que creaban. Ahora debían de ponerse de acuerdo para tener un grandioso plan. 

Onii YuukaiWhere stories live. Discover now