Propuestas no deseadas

13.2K 937 21
                                    

Salimos de la recepción a un balcón cuya vista daba a la gran laguna que reflejaba al sol en todo su esplendor, se podía ver vegetación por todos lados y a lo lejos algunas personas realizando diversos deportes acuáticos. Los rayos de luz caldearon mi rostro y el aroma de las flores que decoraban la balaustrada me inundaron.

Dentro, en el salón principal, podía ver a los camareros pasar de un lado a otro, entregando copas de vino y champaña a personas demasiado refinadas para prestar atención a quienes los atendían.

—¿Qué tenemos que hablar? —solté finalmente, para sacarme la espina de un tirón.

Santos no me fallen, imploré. Estaba nerviosa, comenzaba a sentir que las náuseas regresaban por no haber comido nada en todo el día. El aroma a carnes sazonadas comenzaba a abrirme el apetito.

—Ayer recibí la llamada de una agencia. Quieren contratarme como artista, manejar mis proyectos y próximamente realizar una muestra incluyendo algunas de mis obras —contó con alegría.

Su sonrisa era increíble, se notaba en los ojos lo emocionado que estaba. Marcos era pintor, uno muy bueno. Yo sabía de eso, porque nací y viví dentro de un entorno donde las obras de arte lo eran todo. Mi padre era un apasionado del arte y desde pequeña lo vi descubriendo grandes obras. Durante nuestra relación, Marcos había dedicado mucho tiempo a mejorar su técnica, aunque cuando lo conocí ya contaba con gran talento.

Diría que su pasión por la pintura había sido uno de los factores que hicieron que me gustara tanto, verlo comprometido con su arte me fascinaba. Y aunque eso implicara pasar menos tiempo juntos, estaba agradecida de verlo crecer y ser yo quien lo apoyara. Me alegré por su nuevo logro, sentí que también era en parte un logro propio, después de todo era mi pareja, mi conviviente y quien esperaba fuera mi compañero de vida.

—¡Oh, por Dios! Eso es increíble, Marcos. ¡Podría ser tu primera gran muestra! —lo abracé con felicidad—. Esto tenemos que celebrarlo, necesitamos champaña.

Me dirigía a buscar unas copas, cuando él tiró de mi mano y me atrajo de regreso, capté una pequeña sonrisa nerviosa de reojo en su rostro. Me posicionó frente a él y me sostuvo por la cadera, como si no quisiera que me moviera. Sabía que mis movimientos lo ponían nervioso, así que intenté quedarme fija en mi posición.

—No tan rápido, señorita, recién la próxima semana debo comenzar a organizar todo. Aunque aún debo decirte otra cosa...

Me tomó ambas manos y se quedó viendo nuestros dedos entrelazados con seriedad, acariciando mis nudillos, concentrado en lo que no se atrevía a decir. Y temí lo peor, temí una muerte prematura y el fin del mundo, o bueno, el que yo conocía.

Marcos me miró, pero en su rostro no había una pizca de felicidad.

Debí suponer que nada sería eterno, cualquiera diría que yo ya estaba acostumbrada a las decepciones amorosas, pero de corazón esperaba que esta fuera la vencida. No deseaba volver a intentarlo, aunque era joven y guapa, podía enamorarme tantas veces como quisiera. Pero lo que dolía era la derrota... y perderlo a él.

—¿Por qué no estás feliz? —pregunté preocupada.

Él tomó mi cara con ambas manos, obligándome a mirar la seriedad en el castaño de sus ojos. En ellos ya no me reflejaba como antes.

—Debemos terminar.

Sus palabras sonaron distantes en mis oídos. ¿Terminar? ¿Terminar qué? No procesé lo que pasaba en ese momento. Sentí que había estado horas congelada junto a él.

—¿Terminar...? —susurré, las palabras tomaron sentido.

Quité sus manos de mi cara con brusquedad y me alejé un poco, comencé a moverme por el balcón caminando de un lado a otro.

—¿Quieres terminar? —comencé a interrogar, sintiendo de a poco la furia en mis entrañas—. ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Es por mí... o por mi familia? O... —me acerque a él de nuevo—. ¿Quieres a alguien más?

—No, claro que no. Pero ahora necesito enfocarme en mi carrera, deberías comprenderlo.

—¡¿Y yo soy una molestia?!

Estaba muy enojada, no iba a permitir que las cosas acabaran así, como si nada. Merecía más, una explicación digna, algo de respeto, consideración por estar en un evento familiar importante como mínimo.

—No grites, Celeste.

No sentí que hubiera gritado, hablaba fuerte, pero algunos invitados nos estaban mirando desde el interior, disfrutando de la novela. No me importaba lo que ellos pensaran, no quería dejar las cosas así, necesitaba hablarlo.

—No creo que este sea el mejor momento para tener una relación —dijo calmado Marcos, como si no le molestara nada de lo que sucedía.

—No es el mejor momento para tener esta conversación, diría yo —ataqué con voz fría.

No quería llorar, no frente a él, no frente a los invitados, no sin saber si él me abrazaría al verme quebrada, lo que era peor. Estaba acostumbrada a que él fuera mi pilar emocional, cuando me derrumbaba él acudía a mi como un guerrero en su corcel y me protegía del mundo. Me permití ser dependiente de su amor, una gran equivocación.

—Vamos a hablarlo en otro momento, con calma.

Me dio un beso en la frente y se alejó, mientras yo observaba su espalda mezclarse entre la multitud de trajes elegantes. Me quedé ahí por varios minutos, pensando que si me quedaba quieta podría camuflarme con alguna de las flores.

Rompió conmigo y siguió comportándose como un caballero. ¡Qué idiota!, pensé aun sintiendo sus labios sobre mi frente, pensando en que ese sería el último roce de su piel sobre la mía. No podía acudir a Annie para que me contuviera y quedé desolada. No tenía más relaciones personales, solo él y mi familia. Una de las peores decisiones de mi vida había sido dejar que el tiempo me pasara por encima mientras yo giraba, como en el sistema solar, alrededor de Marcos. Era adicta y no lo admitía.

________________

 La novela prontamente saldrá en formato físico junto a una Editorial chilena, para más información pueden seguirme en
Instagram @ ecistb_books
Por este motivo deberé borrar capítulos en Wattpad, espero puedan darle apoyo.

Muchas gracias por leer ♡ Les invito a seguirme y apoyarme con un voto!

𝚄𝚗 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗 𝚛𝚘𝚝𝚘 𝚢 𝚞𝚗 𝚙𝚛𝚘𝚖𝚎𝚝𝚒𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora