Quemando sentimientos en el bar

13K 877 18
                                    

De a poco afloró la sensación de querer gritarle a quien se me cruzara: ¡Muérete! Caminé entre los invitados de la fiesta, casi flotando, como un fantasma, hasta donde yo creí que me sentiría más segura y menos expuesta.

Siempre cometía errores y esa vez no fue la excepción. Tenía el corazón roto.

Choqué con muchos desconocidos y algunos familiares lejanos antes de llegar a la barra del bar, como si un imán me arrastrara a esos bebestibles gratis, porque por supuesto todo sabe mejor si no debes pagarlo, y son las personas adineradas aquellas que aman más lo que pueden adquirir sin sacar sus billeteras.

Me senté y quedé hipnotizada por todos los colores de las botellas de licor: negro, café, verde, rojo y azul, quería degustarlos todos. Pero algo me decía: "No lo hagas, no pidas nada". Esa vocecita de advertencia sabía que mi madre estaba por ahí vigilando la situación como un halcón. La ignoré.

Encorvada sobre ese incomodo taburete una lágrima se me escapó, pero no por mi discusión con Marcos, sino por aquella botella frente a mí a la que deseaba abrazar y beber con todo mi corazón. No iba a llorar por mi novio, o ex, o lo que fuera para mí en ese momento. No estaba segura si realmente habíamos terminado, ya que ese "lo hablamos después" me había dejado confundida. ¿Había una posibilidad de que él cambiara de opinión? Por supuesto, yo esperaba que sí, que me dijera que todo había sido una confusión y que estaríamos bien.

Llevábamos un año juntos y puede parecer una miseria de tiempo, pero créanme que era la relación más larga que había tenido en toda mi vida, porque Marcos era especial y diferente a los otros. Lo amaba y no soportaba la idea de perder la estabilidad que me daba.

Su motivo para terminar era absurdo: yo había sido una de sus inspiraciones a la hora de crear sus obras, no una distracción. Había pasado horas de mi vida ayudándolo a crear arte, nunca me pintó a mí ya que los retratos no eran lo suyo, pero sí le había servido mucho en sus malditos bloqueos mentales.

Mientras estaba sumergida en mis pensamientos, jugando con una servilleta sobre la barra, llegó Esmeralda, otra de las damas de honor, y se sentó a mi lado. Yo le sonreí, aunque la conocía poco, era invitada del grupo familiar de Tom.

—Dame algo fuerte, no me importa lo que sea —pidió ella al trabajador detrás de la barra. Dio un suspiro y me habló afirmando su cartera sobre la mesa—. Estar soltera en una boda no es muy lindo, sobre todo si casi todos los solteros presentes son tus primos lejanos. Tienes suerte de tener novio.

—¿Tanta suerte que termina conmigo después de la boda y antes de la fiesta? —se me escapó dolida y resentida. Me mordí la lengua ante mi honestidad.

—Es un gran imbécil, ya no hay hombres que se salven. Créeme, si te hizo eso sabiendo que era un día especial, no te merece.

La miré analizando sus palabras. Ahora sé que debí aferrarme a su consejo, en vez de dejarlo pasar en el aire. Tampoco me atreví a decir nada porque lo amaba, y si abría la boca comenzaría a defenderlo como una estúpida enamorada. Le entregaron su trago, pero ella pidió otro igual apuntándome a mí. Me guiñó el ojo, y el hombre de la barra puso frente a mí un vaso de contenido desconocido. Al olerlo mi mente comenzó a dar vueltas. Miré a Esmeralda con náuseas y con temor a mi némesis, el alcohol. Seguía perturbada por los hechos de la noche anterior.

—Acéptalo, Celeste, lo necesitas —indicó el vaso—. Y sí quieres ayuda para encontrar a la otra, dímelo.

—No hay otra mujer —respondí rápidamente.

—Siempre las hay, cariño.

Se alejó y en mi mente quedó sembrada la duda. ¿Sería Marcos capaz de engañarme? ¿Habría dejado de amarme porque alguien más le daba la inspiración que él necesitaba?

Yo tomé a mi enemigo líquido con ambas manos, como si fuera algo delicado y letal. Lo puse a la altura de mis ojos, tratando de descifrar cuál era su contenido, me pregunté si tendría el veneno suficiente para hacerme olvidar. Hice una tregua con mi alma alcoholizada.

Después de tomar el primer vaso llamé a un amigo llamado cerveza, para luego quizás invitar a otros de sus amigos llamados tequila y vodka, a quienes pensaba beberme sin culpa alguna. Maldito Marcos, eso era todo lo que pensaba.

________________

La novela prontamente saldrá en formato físico junto a una Editorial chilena, para más información pueden seguirme en
Instagram @ ecistb_books
Por este motivo deberé borrar capítulos en Wattpad, espero puedan darle apoyo.

Muchas gracias por leer ♡ Les invito a seguirme y apoyarme con un voto!

𝚄𝚗 𝚌𝚘𝚛𝚊𝚣ó𝚗 𝚛𝚘𝚝𝚘 𝚢 𝚞𝚗 𝚙𝚛𝚘𝚖𝚎𝚝𝚒𝚍𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora