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Suelta un suspiro, estaba bastante cansado, apenas tuvo los ánimos suficientes de levantarse y abrir su local, se dio cuenta lo tarde que iba cuando vio la tienda del chico lindo abierta antes que la suya.

Al terminar de abrir el local dio una rápida mirada a la otra acera, encontrándose con una sonrisa del chico lindo hacia él.

El chico lindo acababa de sonreírle.

En un acto de quinceañera entra rápidamente a su tienda, apenas si devolviéndole el gesto al chico contrario. Pone una mano en su pecho, sintiendo como su corazón bombea más rápido de lo normal, nunca le había sucedido eso, el chico lindo nunca le había regalado una sonrisa.

— ¿Nos vas a dejar entrar o atenderemos a nuestras citas aquí fuera?— Fue la grave voz de su Hyung que lo sacó de su trance, haciéndole reaccionar y así girarse a mirar.

YoonGi y JungKook lo esperaban desde afuera con un gran signo de interrogación, NamJoon se veía claramente sonrosado, era evidente que algo le había sucedido a los ojos de YoonGi, pero decidieron pasarlo por alto, el más grande de estatura se veía bastante feliz y eso era lo que contaba.

El de más edad ya ocupaba su puesto en el mesón, haciendo un recuento de todas las citas que le tocaban a los menores, ya que estos dos eran bastantes desorganizados como para valerse por sí mismos. JungKook jugaba con su máquina, vigilando que todo estuviera a la perfección para atender a las personas. Se supone que NamJoon debía estar haciendo lo mismo que el menor, pero al parecer era mejor quedarse pensando en el chico lindo de la otra acera.

—¿Adónde crees que vas?— Fue YoonGi como siempre que notó al menor moverse con intenciones de dejar el lugar —Tienes a personas que esperan ser atendidos por ti.

—¡Voy a comprarme un gran pastel de chocolate Hyung! No puedo esperar— NamJoon sonreía como si no hubiese mañana, pero para el mayor aquellas palabras no tenían sentido aunque el contrario estuviese feliz.

—Este chico tiene pedida la hora hace bastantes días, cuando me llamó pidió ser atendido por alguien que pudiese hacerle bien su primer tatuaje, y te recomendé a ti— El mayor frunce el ceño, no quería quedar mal con un chico tan dulce, cuando había hablado con el desconocido sonaba demasiado jovial.

—JungKook puede hacerse cargo de él, supe que no tiene ninguna hora en la mañana, aparte si es primerizo así puede tomarse bien su tiempo— Se coloca su abrigo por el frío del día, sonriéndole por última vez al mayor —¿Cómo se llama?

Park Jimin— Suelta un suspiro sabiendo perfectamente que haría el más alto.

—¿Lo quieres tú JungKook?

—Claro— Respondió por primera vez el menor restándole importancia.

—¿Vez? Fue fácil Hyung, Park Jimin se atenderá con JungKook quien le dejará un lindo tatuaje. Ahora, me voy, adiós.

Antes que pudiese decirle algo el rubio salió de su tienda. Le fue inevitable no mirar hacia la otra acera, el chico lindo parecía inspeccionar algunos detalles de las flores, detectando al hermano de este al final de la tienda, parecía apenas despistado pero ocupaba bien su puesto en el mostrador.

Sacude su cabeza caminando hacia la cafetería, ni siquiera sabía porqué compraría un pastel, tanto pensar en el chico lindo se había convencido que también le gustaba el chocolate.

Estuvo afuera por una hora y media, había aprovechado de tomar desayuno, permitiéndose todo el tiempo del mundo, sabía que JungKook podía encargarse de todo, para ser tan joven era realmente un experto, algo que ni él mismo podía negar.

Cuando entró a la tienda sosteniendo una bolsa con lo comprado, pudo notar en YoonGi algo diferente. Una interrogación se plasmó en su rostro observando al momento que el mayor le hablaría, pero fueron interrumpidos por la puerta de la habitación del menor.

—¡He terminado!— Era la jovial voz de JungKook, quien con una sonrisa de lado de lado se sacó sus guantes. —Puedo decir que es el mejor tatuaje que he hecho, ni siquiera el que le hice a mi hermano se le puede comparar.

—¿Qué clase de confianza es esa, mocoso? Ver para creer— Responde él ante todos haciendo notar su presencia, deja el pastel en el mesón del mostrador donde se encontraba atrás su mayor. —Hyung, guárdalo por mientras, voy a preparar mi máquina.

Nuevamente pudo ver cómo el contrario quería decirle algo, pero primero llegó a sus oídos una queja que llamó su atención. Una dulce voz, la más melodiosa que había escuchado llamaba su atención y venía del lugar de JungKook. Fue inevitable no girar a mirar al menor, quien ya estaba entrando a su cuarto.

—¡Jimin Hyung le dije que tuviese cuidado con su espalda!— Fue lo único que escuchó cuando se cerró la puerta.

—¿A quién le hizo el tatuaje?— Pregunta de inmediato aún pensante de la voz que había escuchado, había sido tan dulce que caló dentro suyo.

—Atendió al chico que tú rechazaste, déjame decirte que el chico trajo su propio boceto y a sido lo mejor que visto últimamente, hubiese estado más que bien que tú se lo hubieses hecho— No respondió el mayor ignorándolo agachando su vista revisando la agenda.

—Ya... No hay que exagerar Hyung, solo es otro cliente más.

—¡TU IDIOTA! DESAPROVECHASTE LA OPORTUNIDAD DE TU VID-

—Me dijeron que debía pagar aquí— Y ahí estaba aquella dulce voz nuevamente.

Se dio cuenta de las palabras de YoonGi, había sido un idiota al rechazar la cita de la mañana, ya que al joven que le debió hacer el tatuaje no era nada más ni nada menos que el chico bonito.

Entre flores y tatuajes →namminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora