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Una profunda conmoción era lo que sentía, pero como él es Kim NamJoon, sabía cómo camuflarlo.

—Hyung, él va a venir, Hyung, es que él va a venir, Hyung, él va a venir, Hyung, él va a venir, ¿Cómo debo actuar? ¿Qué debo decirle? ¿Me hablara siquiera? Digo, soy el dueño de este lugar y el chico con más tatuajes, debe notarme, si quiera para poder decirme hola, porque mi chico no es irrespetuoso, eso me dijiste ¿No? Que es bastante amable y educado, justo como me lo imagine... Espera, ¿Ya te dije que venía?

YoonGi se sentía mareado con cada palabra que salía de los labios de su amigo, nunca había escuchado a alguien decir tantas cosas juntas. No esperó encontrarse con ese escenario luego de llegar de comer, simplemente pensaba tener una tarde tranquila, para llegar a casa, lanzarse a los brazos de su novio y que este lo llevara a la cama a descansar, pero al parecer no podía pasar, porque un chico lindo en la otra acera causaba alboroto en sus hormonales Dongsaengs.

Suelta una suspiro, pasando ambas manos por su rostro sin dejar de enredarse por cada palabra dicha por el segundo mayor, necesitaba vacaciones, Dios, las necesitaba con urgencia.

—Cálmate, viene para poder revisar su tatuaje, no viene a tomar el té contigo, idiota— Suelta cansado, dejando al contrario callado, así dejándole volver a su labor.

Ahora NamJoon estaba causando un desastre dentro su mente, en el único lugar, donde su obsesión por Jimin parecía ser aceptada.

Ya había revisado su máquina una y otra vez, como también había terminado todos los detalles de todos sus bocetos, al parecer había hecho todo lo que pudiera distraerle y no tenía caso seguir insistiendo, nada podía sacarle de su cabeza que el lindo castaño estaría en su local nuevamente.

Si tan solo él hubiera hecho el tatuaje, ahora estaría esperándolo para poder tener una hora con él, donde estarían en su cuarto y podría hablar con él sin parecer un entrometido. Muerde leve su labio, hubiera visto que había detrás de las playeras que usaba, hubiera tocado esa piel que se veía tan suave, se habría dedicado a dibujar con todos sus conocimientos solamente para obtener una sonrisa.

Se valía soñar, y eso lo sabía muy bien.

Si tan solo no hubiese cancelado la hora.

Algo resignado revisó nuevamente su máquina, ya que esas cosas parecían malditas, en un momento se encuentran en un perfecto estado y al otro, ya se veía a ti mismo comprando una máquina nueva. En medio de su habitual revisión, se escuchó el sonido de la campanilla, captando la atención de los tres chicos ubicados dentro del lugar.

—Lamento el retraso, mi hermano todavía no llegaba y no podía dejar el lugar solo, se necesita a alguien si o si— Aquella dulce voz fue acompañada de una reverencia educada de 90 grados para JungKook, quien recibía los lamentos del bello chico.

—Oh... Descuida Hyung, no tengo ninguna hora pedida, así que no te preocupes— Algo sorprendido le sonríe JungKook, levantándose de su lugar para hacer una leve reverencia al chico de nombre Jimin.

Se encontraba a sí mismo en las nubes, estaba admirando al menor con sumo cuidado, recorriendo su vista en cada centímetro del cuerpo ajeno.

Mantenía una postura recta, con sus piernas juntas y sus manos también, ambas tomadas por las yemas de sus dedos, mientras que su mirada estaban en lo alto, posando sus ojos en el menor del local, sacudiendo sus pestañas de vez en cuando, dándole un aspecto hechizante que acompaña a sus finas facciones, aquellas mejillas algo rellenitas, en medio de ellas los labios gruesos del chico, bajo una nariz bien formada y linda, que lograba no perderse entre aquellos dos bellos ojos.

El chico bonito lo tenía totalmente perdido.

—Mmh... JungKook-ah, no quiero ser aguafiestas— Comenzó YoonGi.

—¿Sucede algo, Hyung?— El ceño del menor totalmente fruncido miraba al mayor, estaba apunto de entrar a su cuarto para revisar el tatuaje que había hecho.

—Resulta que sí tienes una hora, con un chico llamado Yugyeom, me ha llamado unas 50 veces para confirmar la hora, quiere hacerse su tatuaje específicamente contigo y puedo asegurar que solo restan segundos para que entre por esa puerta— La siempre "encantadora" sonrisa acompañaba al más grande de edad cuando decía cada palabra.

—Estoy seguro que él entenderá que debo hacer esto, vamos Jimin Hyung...

—No— Respondió el último mencionado, dejando en silencio el lugar. —Aquel chico tenía reservado para hacerse su tatuaje, no estaría bien que yo le quitara su puesto, llamé de improvisto y estuvo mal— Su voz sonaba tan pacífica mientras decía aquello. —Puedo hacerlo mañana o cuando no estés ocupado.

—Pero Hyung, tenemos que revisarlo, tengo que delinearlo también, no puedo dejarlo así como así, si quiere puedo hacerlo luego de terminar mi hora, no tengo inconvenientes.

—Me voy dentro de una hora, mi Hyung y yo debemos volver a casa, no creo poderte esperar— Sonada apenado, frunciendo los labios, formando un tierno puchero.

—¡Fácil!— Y ahí estaba nuevamente YoonGi para interrumpir. —NamJoon puede hacer aquello, es excelente en esto, de hecho, es el dueño del local y el que obtiene más ingresos, estarás en excelentes manos con él, ahora mismo no tiene ninguna hora planeada y estoy seguro, que él no tendrá problemas en ayudarte.

—¿En serio?— Ahora el chico bonito sonaba más entusiasmado, quitando aquel tierno puchero y reemplazándolo por una sonrisa.

—Si, obvio— YoonGi le devolvió la sonrisa. —¿Cierto, NamJoon?... ¿NamJoon?

Y ahora estaba el chico, mirando embobado a Jimin, perdido, con una mejilla apoyada en su mano, observándolo cual colegiala lo hacía con su crush.

—Umh... S-si, cl-claro— Tartamudea algo nervioso al darse cuenta de su situación, sin querer empujando su máquina, haciendo que esta prendiera, rápidamente apagándola, dándoles una sonrisa tímida.

—Entonces creo que eso haremos...— Dijo JungKook desanimado a la vez que se escuchaba la campanilla del lugar, dejando entrar a un peli negro.

Jimin caminó hacia el otro lado del cuarto que se encontraba NamJoon, dándole una reverencia como la que le dio a JungKook cuando llegó, una totalmente respetuosa y sincera.

—Soy Park Jimin, por favor, cuide de mí y mi tatuaje— Le sonrió, desapareciendo los ojos del más joven, asimilándole a un gatito.

—Na-na-NamJoon— Se presenta a duras penas.

Entre flores y tatuajes →namminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora