10. Dulces rumores

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-Rápido, tonto -jalé más fuerte de la ropa de Castiel mientras entrábamos al instituto-. Tenemos que llegar temprano.

-¿Por qué la prisa, eh? -se soltó de mi agarre y se acomodó la chaqueta.

-Para poder hacer todo lo que se supone que finjamos -le recordé-. Tengo que convencer a todos en un sólo día de que Armin y yo nos... gustamos.

-No te va a ser tan difícil... -murmuró.

Hice como que no lo entendí, abrí la puerta de cristal y me detuve.

-¿Qué dijiste? -espeté dándome la vuelta para verlo.

-Olvídalo, de hecho, no parecerá que el chico gamer te gusta cuando te vean llegar esta mañana al instituto... -se inclinó mientras sonreía y se señaló a si mismo-, conmigo.

Entrecerrando los ojos, dejé de sostener la puerta, la cual le dió a Castiel de pleno en la cara al cerrarse. Sonreí cuando lo vi arrugar la nariz afuera del edificio.

-Entonces, vete a decirle a Peggy que esparza el rumor -le dije desde dentro.

-¿Yo por qué? -se quejó-. Es una pesada.

-Porque tú eres el único que podría intimidar a alguien tan pesada como ella -hable del otro lado del cristal y me dí la vuelta-. Y para que no nos vean llegar juntos.

Adjunté una sonrisa malévola a mi rostro mientras atravesaba el pasillo buscando a Armin. Saqué mi teléfono mientras caminaba.

KATE: ¿Dónde estás, Armin? Se supone que tienen que vernos juntos justo hoy...

ARMIN: En el instituto, blah... tuve que hacer de mandadero para Farrés que me encontró vagando en las escaleras.

KATE: al menos la rata de departamento no se perdió otra vez.

ARMIN: Ese Alexy. No sabe mantener la boca cerrada, ¿Verdad?

KATE: Calladito se ve mas bonito?

ARMIN: Tú no necesitarías guardar silencio.

No tuve tiempo de sorprenderme porque por estar concentrada en mi teléfono, releyendo las palabras de Armin, choqué con una pared... o una persona... o...

-Perdón -dijimos al mismo tiempo.

Entonces, al escuchar la voz de la no-pared, despegué mis ojos de la pantalla para clavarlos con quien me había topado. Fue cuando me eché a reír, porque era curiosa la manera estúpida en la que la casualidad actúaba sobre tí. ¿Cómo funcionaba esa maldita?

-¡Armin! -extendí mis brazos.

Él tenía la misma sonrisa borracha que seguramente igual estaba estampada en mi cara.

Estuvimos ahí, parados a mitad del pasillo durante algunos minutos. No había nadie, afortunadamente, por eso habíamos quedado en llegar temprano. Estúpido plano.

-Ven, vamos a hacer las notitas... -dijo Armin y me tomó la mano para dirigirme hacia el patio.

En el momento en el que su piel hizo contacto conmigo, sentí algo extraño. No porque sus manos fuesen suaves, porque especialmente, no lo eran. Sino que había algo más; su calidez en contraste a mí... hizo que algo frío se deslizara por mi torso.

Como si yo hubiera sido hielo toda mi vida y cuando toqué por fin su mano, instantáneamente se derritió tras mi espalda.

Él era tan cálido.

Sin embargo, no habían pasado unos segundos desde que me sujetó para que comenzara a avanzar, así que el impacto de esa sensación fue súbitamente grande para mis fortalezas. De inmediato me detuve, reteniendo a Armin a medio pasillo y apretando su mano para no perder su fuego.

Game is Over   »Armin CDM  [Liars #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora