CAPÍTULO LVI: LOS TRECE GUERREROS

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Todos estaban reunidos en aquel salón cerrado, solo faltaba el rey de Gashtar el cual no se presentó a la tan importante reunión, había dos guardias por cada persona presente, los cuales estaban a unos cuatro metros en la oscuridad.

— Vaya, vaya, al parecer Effisto no va a venir, así que comencemos — dijo Tomoe poniéndose de pie. —Todos y cada uno de los aquí presentes saben el porqué de esta ¿o me equivoco?

— Sí, el despertar de Velad — dijo Deng.

— Así que el Rey Demonio, hace mucho buscaba un rival fuerte — expresó Nekohime con una sonrisa.

— Pasemos al punto principal — dijo Isacc un poco serio.

— Yo lo apoyo — dijo Kelter.

— Sí, sí apresúrense y dejen la palabrería — dijo Emilia.

— Bien, iré al punto — dijo Tomoe un poco enojada y cerrando su abanico. — Mandaremos a una tropa de reconocimiento a la Isla Iternal, ubicación de Velad.

— Así que por fin la encontraron — dijo Kiba.

— En efecto — respondió Gregor.

— ¿La tropa de reconocimiento como estará estructurada? — preguntó Long nervioso.

— Por enviados de ambos consejos — respondió Tomoe.

— Así que ambos enviaremos a nuestros mejores guerreros — expresó Dalila.

— Sobre las dos personas, eh, Kazuto y Lilith, ¿las han encontrado? — preguntó Livius.

— Seguimos buscando, hermoso — dijo Santelizer insinuándose a Livius.

— Así que solo los del Consejo enviarán la tropa, ¿no? — preguntó Chiiu.

— Sí, nos encargaremos de esto — le dio como respuesta Tomoe.

De pronto las puertas se abrieron de la nada, entrando cuatro personas al salón donde se realizaba la tan importante reunión.

— Mis Lord's y mis Lady's y reyes de las Cinco Grandes Naciones, me presento ante ustedes — dijo un hombre rubio.

Todos se habían alarmado y los guardias que acompañaban a cada uno de los presentes rodearon a las cuatro personas que habían entrado de súbito a la habitación.

— Rey Arthur, no lo esperábamos — dijo Tomoe.

— Era de esperarse que no me tomarán en cuenta — dijo el hombre con cierto enojo.

— Bajen las armas — dijo Tomoe y todos la obedecieron y regresaron a sus puestos.

— Me presento para los que no me conocen, Arthur Pendragon rey de Angliae — dijo al hacer una reverencia.

— Angliae, ¿aún existe ese reino? — preguntó Emilia en tono de burla.

— Te cortaré la cabeza si vuelves a decir eso — dijo un joven que acompañaba a Arthur apuntando su espada color plateado con acabados en rojo.

— Mordred, tranquilízate — le dijo otro joven rubio que estaba a su lado.

— Cállate Gawain, no dejaré que insulten a mi reino.

— Mordred, ya cálmate no venimos a luchar — dijo Arthur.

— Y bien, ¿qué quieren? — dijo Isacc.

— Participar en la lucha contra Velad — dijo Arthur.

— Vaya, vaya, así que quieren luchar a nuestro lado — dijo Tomoe. —Por mí no hay problema.

Lighgon y las Armas del Dragón [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora