CAPÍTULO LVII: DISPUTAS

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— Lía sobre lo que te dije hace unos días, aún no me has dado respuesta — decía Serior a la chica que estaba a su lado.

— Lo lamento, este no es el momento para estar pensando en ello, la verdad es que me gustaría pero ahora no tengo cabeza para eso.

— Ya veo, entonces no te volveré a molestar sobre este tema.

— Serior, no es que te rechace porque no te quiero o algo parecido, pero siempre te he visto como mi mejor amigo, te conozco desde niña.

— Lo sé, eso es lo que impide tu respuesta, ¿no?

— Más o menos, no quiero que nuestra amistad se dañe.

— Yo tampoco lo quiero, ese es el porqué de que no te lo haya dicho hasta hace poco.

— Te prometo que cuando esto acabe te daré la respuesta, te lo prometo.

— Está bien, esperaré ese momento.

— Oye tú tapas mi vista — gritó Mordred a Azael.

— ¡¿Ah?! ¡¿Quieres pelea?!

— Si luchara contra ti, te mataría.

— Cuida tus palabras imbécil — el joven sacó su lanza de caballero Agea.

— ¿Crees que me ganarás? — dijo en tono sarcástico Mordred.

El joven de armadura plateada con escarlata desenfundó su larga y plateada espada, la cual llevaba acabados en rojo escarlata, su nombre Clarent.

Descrita como "Más deslumbrante que cualquier plata", es un modelo adornado, brillante espada de plata blanca adornada con espléndidas decoraciones, actuando como un símbolo de la realeza que denota el derecho de sucesión del trono. Es una espada preciada que tiene un valor igual, a la Caliburn, Reliquia de los Pendragon, que amplifica la autoridad del rey, el "aura real del rey."

— Mordred detente — dijo Gawain interponiéndose entre ellos.

— Sí que molestas Gawain — dijo apartando la mirada y guardando la Clarent. — Algún día probarás el filo de mi espada Kusagiz.

— Tsk, te mataría antes de eso Pendragon — dijo al guardar su lanza.

Las dos niñas que estaban sentadas a lo lejos observaban la tan típica escena que ya se había presentado varias veces en el día.

— Parecen niños, nya.

— Sí, hablan de ser fuertes y puras estupideces yo con el poder de mi Guardián Anubis y mis habilidades los mataría en un instante — dijo entre risas Dalia.

— Bakeneko me provee el poder suficiente como para derrotar a esos habladores, nya.

— Tu Guardián es de cuatro elementos, ¿no, Kimi?

— Sí, nya. ¿El tuyo igual?, nya.

— Sí, cuatro.

— Se supone que cada reino tiene un Guardián poderoso, pero Gashtar y Jarkelia sus Guardianes son de tres elementos, nya ¿los haría más débiles?, nya.

— No exactamente, tener más elementos no es nada comparado con la habilidad, ese idiota de Azael Kusagi ignora eso.

— Significa que alguien con un elemento puede derrotar a uno con cinco o más ¿no? Nya.

— Podría, pero depende de las habilidades de adversario. Viste cuando el tipo de Jarkelia puso la daga en el Kusagi.

— Sí lo vi, nya.

Lighgon y las Armas del Dragón [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora