Control

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Al terminar el concierto, todo el mundo se aglomeró en la salida.
Cuando encontramos a nuestros padres, ellos nos abrazaron a Hugo y a mí con fuerza, y también felicitaron a Elle y a Rodri.

Luego fueron a hablar con los padres de otros compañeros, mientras nosotros seguíamos saludando a gente conocida.

—Han estado genial —nos dijo Rafa, el mejor amigo de mi hermano—, felicidades a todos.

Hugo, Elle y Rodri se quedaron hablando con él, mientras, yo me acerqué a alguien que estaba en una esquina con el móvil, sola.

—Hola Liv, ¿haciéndote pasar de nuevo por Tyrion? —dije en tono burlón, apoyándome en la pared.

—¿Cómo supiste que era yo? —dijo ella, decepcionada, soltando de golpe el móvil.

—Eva me dijo que Tyrion es su gato, no creo que los gatos sepan usar WhatsApp...

—Primero: Tyrion es MI gato, me lo regaló mi padre... Y segundo: es muy listo, podría usar el móvil si quisiera.
Yo reí, y ella sonrió; era la primera vez que la veía sonreír.

—Fue muy gracioso vacilarte —dijo—. Eres muy inocente.

—Gracioso para ti... Pensaba que Tyrion era el novio de Eva —intenté sonar despreocupada.

Ahora fue Liv la que rió con fuerza.

—¿Qué es tan gracioso? —pregunté.

—Que pensaras que mi tía tiene novio.

Me sentí feliz de que Liv se riera ante la posibilidad de Eva con novio.
De repente recordé algo.

—Oye... ¿Son cosas mías, o te emocionaste cuando canté? —pregunté, y ella miró hacia otro lado.

—Soy alérgica a las canciones de Navidad, y a las empalagosas, en general, como la que cantaste después.

—Estabas emocionada, no lo niegues —la piqué.

—Vale, sí —admitió—. Pero no te flipes; era por mi tía, no por ti. Me encanta cuando toca el piano. Yo también estudi... aba música.

En ese momento Eva se acercó a nosotras, sonriente.

—Quién lo diría; mi sobrina hablando con alguien humano.

—Estaba diciéndole a Abril que canta muy mal —mintió Liv, adoptando una pose desinteresada.

—¿No puedes intentar llevarte bien con alguien? —protestó Eva. Liv la fulminó con la mirada.

—Te espero en el coche —dijo, y salió corriendo.

Eva se pasó una mano por el pelo, frustrada.

—No sé qué hacer con ella... —dijo, un poco para sí.

Yo seguía sin entender su situación familiar, pero no quise entrometerme.

—En realidad estábamos teniendo una conversación bastante... ¿tranquila? No me dijo que cantara mal. De hecho me dijo que se emocionó al escucharte tocar el piano —la tranquilicé.

—¿En serio? —se sorprendió.
Antes de que yo respondiera, se nos acercó Julio.

—Bonita sorpresa la del final —nos dijo, a lo que le dimos las gracias—. Eva, ¿podría hablar contigo un momento?

Eva asintió, y se alejaron.

—Abril.

Me di la vuelta y vi, decepcionada, a Elvira.

—¿Podemos hablar? —dijo, con cara de cachorro aplastado, intentando dar pena.

—¿Qué quieres?

Ella, EvaOnde histórias criam vida. Descubra agora