Plan Perfecto

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-Una advertencia para Alex.-Dijo con uno de los tonos más serios que la había escuchado utilizar en toda mi vida.- Si te llega a lastimar así sea la punta de un cabello, deseará no haber nacido.-Dijo severamente antes de proseguir su camino.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo tras escuchar sus palabras. Traté de relajarme diciéndome a mí misma que Alex jamás sería capaz de lastimarme, ¿o sí? ...


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Al llegar a mi habitación fui directo al baño para ducharme y ponerme el pijama. Conecté mi celular para que se cargara no sin antes enviarle un mensaje rápido a Laura diciéndole que mañana por la tarde pasara a la casa para platicar.

A pesar de todas las emociones del día y los pensamientos que llenaban mi cabeza, no tardé nada en conciliar el sueño, pensando en Alex, mi Alex...


Me desperté de golpe gracias a la alarma del celular. De inmediato me apresuré a bañarme y arreglarme para ir al colegio.

Al bajar a la cocina me encontré con una nota de mi madre sobre la barra.


"Tuve que salir más temprano para coordinar algunas actividades en el trabajo, no quise despertarte. Después de la escuela te regresas a la casa en directo y sin escalas. Te dejé  el desayuno listo, ten un buen día."

Te amo.

-Mamá


Después de desayunar y dejar la cocina limpia, tomé mi bolso y abrigo para salir hacia colegio.


Como siempre llegué tarde, al pedir permiso para entrar a la clase de expresión corporal pude escuchar la molesta voz de Samantha Riley, una chica popular que creía tener la mejor voz de todo el instituto.

-Ya llego la que se siente artista cuando ni a cantante de karaoke llega.-Dijo con su horrible voz chillona burlándose de mí. Al parecer la noticia de mi contrato con la disquera había llegado a sus oídos, lo que significaba que para este momento todo el colegio ya lo sabía.

Risitas y murmullos se escucharon en el salón, mientras yo sentía mi rostro arder de vergüenza y coraje.

-Suficiente señorita Riley, orden todos. Pasa Adele.-Dijo la maestra Abrahams mientras volvía a su explicación del tema.

Me apresuré hacia mi pupitre habitual del fondo, Miles y Ben estaban sentados a cada costado mío.

-No le hagas caso a la pesada de Riley, lo que siente es pura envidia de ti. Al fin se dio cuenta de quién es realmente la más talentosa de esta escuela.-Dijo Ben en cuanto tomé asiento, regalándome una de sus famosas y cálidas sonrisas.

-Cierto, nunca antes te había visto como una amenaza porque no te había escuchado cantar. Ahora que sabe de tu voz y talento para componer, está que se muere de coraje.-Aseguró Miles susurrando desde su lugar.

-Me importa poco lo que diga, la verdad es que solo espero lograr  sobrevivir a las semanas que faltan antes de que nos graduemos.-Dije levantando los hombros dándole poca importancia mientras sacaba mi libreta del bolso.


El resto del día pasó como de costumbre, a excepción de uno que otro comentario sarcástico por parte de Samatha en las clases que por desgracia compartíamos, pero nada realmente grave.

A media mañana recibí un mensaje de Alex avisándome que hoy no podríamos vernos, le había surgido un caso inesperado en el despacho y pasaría todo el día trabajando.

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