Capítulo X

2.7K 232 8
                                    

Esto no es normal en mí, me siento furiosa y a la vez nerviosa, todo por el maldito novato friki. Y cada vez que voy acercándome más a la universidad, mis nervios aumentan, realmente, necesito relajarme, no he parado de darle vueltas a por qué no pude decirle simplemente "no vuelvas a besarme y aléjate de mí", eso es lo que habría dicho normalmente.

-Hija, ya hemos llegado. -dice mi padre sacándome de mis pensamientos. -¿Estás bien? Te noto algo distraída.

-Sí, sí, estoy perfectamente, adiós papá.

Bajo del coche apresuradamente y decido respirar varias veces con los ojos cerrados antes de entrar a la universidad, sin embargo, en mi proceso relajador, una mano se posa en mi vientre y me atrae contra su cuerpo.

-¿Me esperabas? -susurra a mi oído.

Un escalofrío me recorre todo el cuerpo y las técnicas de relajación no me sirven de mucho en este momento.

Lo aparto de mí con un empujón y lo miro frunciendo el ceño.

-¡Déjame en paz! -le grito.

Él sonríe y comienza a caminar hacia la entrada, cuando ve que no le sigo se voltea, me mira frunciendo el ceño, y vuelve a caminar hacia dentro.

Es en ese momento en el que me doy cuenta de que estaba conteniendo la respiración, y como si de una bombona de aire se tratara, tomo aire intensamente y busco un banco en el que sentarme.

Me toco la frente, está caliente. ¿Fiebre? Eso lo explicaría todo. Pero ahora no tengo tiempo para bobadas, tengo que entrar a clase.

Llego a mi taquilla y cojo mis cosas, suspiro aliviada porque Aaron no me ha esperado y tras estar lista, me dirijo a clase de la profesora Clara.

-Señorita Westood, adelante. -dice al verme entrar.

Me siento al fondo, no tengo ganas de escucharla hablar, y menos sintiéndome débil por la fiebre.

-Voy a haceros unas preguntas, puesto que estamos buscando al responsable de una "broma" de muy poco gusto. Nunca he estado a favor de las novatadas, y esta broma me da más argumentos para reafirmarme en mi posición. -dice la vieja.

-¿Qué es? -dice Henry.

-¿Alguien sabe quién ha podido robar los ordenadores de la sala de informática? Es importante que sean sinceros, cualquier dato, por muy pequeño que sea, nos puede servir de gran ayuda. La policía ya está enterada de todo, pero como verán, en una universidad de miles y miles de alumnos, es muy difícil encontrar al o los culpables.

Todos comienzan a murmurar cosas, mientras que yo solo puedo taparme los oídos y apoyar la cabeza contra el pupitre. Qué pesadilla.

-Señorita Westood. -me llama.

Todos me miran, y yo levanto vagamente la cabeza en su dirección.

-¿Alguna idea? -dice mirándome.

Niego con la cabeza porque no quiero ponerme más furiosa de lo que ya estoy, si esto no es tenerme manía, no sé lo que puede ser.

Todos vuelven a murmurar, y maldigo mentalmente a todos los que hablan.

Al finalizar la clase, voy a las taquillas y esta vez Aaron va detrás de mí.

-¿Estás bien? -me pregunta con cierta preocupación en la voz.

-Sí. -digo sin más.

-Seguro que es otra de tus bromas, no pienso caer esta vez. -dice riéndose.

Me quedo callada y nos dirigimos a las siguientes clases, hasta que por fin es el recreo, pero conforme avanza el día voy sintiéndome más débil, y eso hace que suba a la torre de vigilancia para aislarme de todos y tranquilizarme mientras me como mi bocata, el cual termino tirando porque me molesta hasta comer. Así que decido tumbarme y admirar el cielo azul.

Por primera vez, no soy interrumpida por algún estúpido que se le ha ocurrido subir, y consigo relajarme. Sin embargo, al posar la mano en mi frente noto que todavía tengo fiebre, y cuando me levanto incluso me mareo.

Trato de andar hacia las escaleras que bajan hacia la planta baja, pero no soy capaz de andar hacia ellas porque cada vez veo peor los objetos, el suelo, todo se ve borroso.

Incluso no soy consciente del momento en el que caigo al suelo y en el que una puerta se abre de golpe, hasta que vuelvo a abrir los ojos y veo a Aaron llevándome en brazos por el pasillo.

-¿Qué es esto? ¿Qué pasa? -murmuro extrañada.

-Da gracias a que te estaba mirando desde abajo, que sino no sé lo que podría haberte pasado. -gruñe molesto.

Miro su rostro una vez más antes de volver a dormirme, pero a diferencia de antes, me siento segura en sus brazos.

{...}

Abro de nuevo los ojos, y esta vez me encuentro en una cama, miro a mi alrededor sin reconocer el lugar en el que estoy hasta que Aaron entra por la puerta y se sienta en el borde de la cama.

-¿Qué hago aquí? -digo incorporándome.

-Te he traído a mi casa, estabas agotada por la fiebre.

-¿Qué hora es?

-Son las 3, has dormido tres horas.

-Tengo que irme. -digo rápidamente y me levanto de la cama.

Aaron me detiene posándose frente a mí. Yo retrocedo varios pasos hasta chocar contra la pared y él avanza hasta mí.

-No, no te acerques más. -suplico.

-¿Por qué cada vez que me acerco a tí te tensas? -dice aproximándose a mí.

-Porque me molestas. -respondo.

-¿Acaso antes no te molestaba? -dice contra mis labios.

Mierda, para eso no tengo respuesta.

De pronto, una de sus manos coge la mía y la posa sobre su pecho, de forma que siento cada latido de su corazón.

-Yo admito, que cuando te tengo tan cerca, mis latidos se vuelven más fuertes. -murmura.

Un gemido de sorpresa se escapa de mi boca y la tapo en seguida.

-Natalie. -murmura y aparta mi mano de mi boca, a la vez que sus manos rodean mi cintura. -Estoy conteniéndome ahora mismo, mis ganas de besarte son tremendas.

Su proximidad, sus palabras, su calor corporal, sus labios, todo de él, me está volviendo loca ahora mismo.

-Aaron por favor. -suplico. -No me lo pongas más difícil, tengo que irme.

-Dime que no estás sintiendo lo mismo que yo ahora mismo y te dejaré ir. -sentencia.

Miro sus ojos oscuros, decidida a responder, ¿qué respondo?

-----------------------------------------------------------

Aaron y Natalie parecen no odiarse tanto como creían, ¿no creen?

Voten y comenten💗

AndreaTorrano.

Fuera De Tu Alcance © | Completa Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt