Capítulo LV

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Aaron.

No me costó mucho llegar al sitio luego de tomar el tren para ir desde Barcelona a Castelldefels. Lo cierto es que me fascinó la ciudad, jamás había visto semejante arquitectura ni belleza mezcladas de esa forma tan curiosa.

Natalie tiene buen gusto para escoger sitios.

En cuanto llego al hotel en el que me alojo, descubro que tengo vistas al mar desde el balcón, y contemplo la playa llena de gente bañándose, la temperatura es idónea para darse un baño.

Pero dejando las tentaciones atrás, me centro en mi objetivo, ver a Natalie.

Aún no me creo que mi mayor deseo vaya a suceder, en mi mente lo imaginaba mucho más sencillo que como lo estoy viendo ahora. Ahora lo veo con miedo, miedo a que nada salga como quiero que salga.

No me he preparado para un posible rechazo. Ni si quiera he pensado en si Natalie tiene pareja, han pasado siete años, no me extrañaría que tuviera a alguien.

Entonces me doy cuenta de que las inseguridades están apoderándose de mí, y decido no dejarlas hacerlo. Aprieto los puños y me miro al espejo, veo mi silueta en él, un hombre aparentemente normal, pero jodido por dentro.

-Has venido para recuperarla, no para ser un cobarde. -me digo a mí mismo.

Me levanto del borde de la cama y decido elaborar mi plan de búsqueda, no hay tiempo que perder y me muero de ganas de verla.

Me pregunto si habrá cambiado, la última vez que la vi fue en una foto de Facebook, tenía el pelo más corto, y sonreía, me quedé horas mirando esa foto, preguntándome quién provocaba esa sonrisa tan radiante en ella, pero no quise seguir después de pensar en que quizás otro hombre la estaba haciendo feliz.

Ahora es un hecho que debo considerar, por más que me duela, es una opción.

Le entrego la tarjeta de la habitación al recepcionista del hotel y salgo a la calle. La brisa caliente da en mi cara, y veo los rayos del sol reflejados en el mar, haciendo que me cubra los ojos.

Decido llevar la búsqueda a la playa, aún tengo que revisar los papeles que Henry me dio, y qué mejor lugar que la playa para hacerlo.

Me sitúo junto a lo que parece ser un campo de fútbol, muchos niños juegan al fútbol-playa mientras otros se dedican a mirarlos con ganas de jugar.

Me siento en la arena bajo una palmera tras haber extendido una toalla sobre el suelo. Saco los papeles de la mochila que me acompaña, y comienzo a ojearlos uno a uno.

Es sorprendente la información que un policía puede encontrar, aquí hay de todo, al parecer Natalie se ha dedicado a trabajar, y solo a trabajar, pues ha ido ascendiendo en cada periódico en el que trabajaba. Sin embargo, algo me llama la atención, estuvo ingresada en el hospital nueve meses después de su viaje a Barcelona.

-¡Estamos jugando nosotros!

Mi vista se despega de las hojas cuando escucho el grito rabioso de un niño que se enfrenta a otro más mayor que él. Al parecer los mayores están reclamando la pista para jugar al fútbol y tratan de echar a los niños que ya estaban jugando.

Observo cómo el grupo de niños se echa hacia atrás asustados, mientras que uno de ellos es el único que planta cara diciendo que no se van a mover de ahí.

Algo me huele mal en todo esto.

Decido levantarme cuidadosamente, y me acerco de forma discreta al grupo mientras ellos siguen discutiendo.

-Largaos ahora, o lo lamentaréis cuando os peguemos una buena hostia. -amenaza el mayor.

Uno de los niños se acerca al que planta cara para intentar que deje de insistir, pero el muy valiente no accede y se cruza de brazos.

Fuera De Tu Alcance © | Completa Where stories live. Discover now