Capítulo LXI

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Natalie.

Ahora que había aceptado lo que en estos años he querido negarme una y otra vez, lo que en este tiempo he querido enterrar y sepultar bajo llave, lo que tanto había temido volver a despertar, ahora que había aceptado mi amor por Aaron, no podía sentirme mejor.

Sin embargo, algo me tenía preocupada, y era mi hijo, aún no sabía cómo decirle que Aaron es su padre, ¿cómo hacerlo si nunca le he hablado de él? Cada vez que me ha preguntado he intentado cambiar de tema y por suerte lo conseguía, cada pregunta suya me hacía querer huir a mi trabajo y hundirme en él, pero ahora no había excusas, no había cambios de tema, ahora tenía que decirle la verdad.

Y aquí me encuentro, con su mano tomada y esperando que se despierte para poder decirle la verdad.

Mi mirada se desvía a su vientre.
La cicatriz que se ha quedado en él, le recordará siempre lo que le pasó y temo por eso, pero sé que él es fuerte y hará de eso una marca de fuerza, algo que le recuerde que sobrevivió y que luchó por ello.

Qué haría yo sin él...

-Mamá. -susurra él abriendo los ojos.

Estaba tan concentrada en su cicatriz que ni me he dado cuenta de que se ha despertado.

-Cariño. -digo sonriente. -¿Cómo te sientes?

-Genial, ¿por qué sigo aquí? Quiero irme ya a casa. -dice incorporándose.

El médico entra interrumpiendo nuestra conversación y nos mira sonriente.

-Esta misma tarde podrás irte, has sido fuerte, y por eso te regalo esto. -dice dándole una bolsa con golosinas.

Aaron sonríe y no tarda en abrirla y llevarse una a la boca.

-¿A qué hora le darán el alta? -digo ansiosa.

-A las cuatro, así que prepare sus cosas y tráigale ropa para vestirse. -dice amable.

¡Por fin!

El resto de la mañana la paso junto a mi hijo jugando a diferentes juegos para entretenerlo. Solo cuando es hora de comer decido ir a comprar MacDonald's para él y para mí.

-Ahora vengo. -digo besando su frente.

Salgo feliz de la habitación y camino hacia el ascensor, subo en él y pulso la planta 1. Mientras espero la música que escucho me relaja y no puedo parar de preguntarme cuándo debo decirle a Aaron la verdad sobre su padre.

Al salir del ascensor, choco con alguien, me volteo para disculparme, pero en ese momento me quedo helada ante lo que ven mis ojos.

Henry.

Las puertas de ascensor comienzan a cerrarse, pero Henry las detiene y sale de él para abrazarme contra él.

-¡Natalie! -dice emocionado.

-¡Henry! -digo de igual modo.

Lo abrazo con lágrimas en los ojos, esto sí que no me lo esperaba, no me esperaba verle aquí y la verdad es que agradezco tenerlo de nuevo a mi lado, siempre ha sido mi mejor amigo, a pesar de la distancia y el tiempo que no lo he visto.

-¡No sabes lo mucho que te he echado de menos! -dice él tomando mi cara entre sus manos. -¡Y todo porque me abandonaste!

Antes de que pueda rechistar, una voz nos interrumpe.

-Nos abandonó a los dos, no solo a tí, cariño.

¡Dayana!

Me aparto del abrazo de Henry y voy hacia ella, ella me recibe con una gran sonrisa y nos fundimos en un abrazo por largos minutos, hasta que, me aparta de un empujón.

Fuera De Tu Alcance © | Completa Where stories live. Discover now