Capitulo #9

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                                           Lunes 23 de Septiembre de 2013

Me dí una última mirada en el espejo del baño, encogiéndole los hombros a mi reflejo di por sentado que estaba lista; mi coleta, mis leggins, una remera holgada y mis vans negras —regalo de cumpleaños por parte de Maureen—. Consideraba ese atuendo de lo más adecuado para ir a la Universidad. Después de todo no es que me interesara eso de estar bien vestida.

Volví a concentrarme en lo que tenía que hacer; bajar, comer una manzana, caminar o tomar el colectivo. Más allá de que ninguna de las tareas sin siquiera comenzar me atraía mucho más que tirarme de un puente, puse mis pies en marcha.

Mi mente rebobinó lo que había vivido ayer, mis pensamientos giraban en torno a Ian y su mirada penetrante. En como había aparecido casi por casualidad en el lugar donde yo trabajaba y la cena que habíamos compartido… Sus ojos celeste cielo que podían ponerme de los nervios o hacerme suspirar como había hecho hace unos momentos.

Cuando volví en mí, noté como pisaba en falso un escalón y mi cara se aproximaba al suelo. Apenas pude poner mis manos antes de mi rostro, salvándome así de una fractura de tabique. Me golpeé mentalmente por haber estado pensando en cualquier cosa. Un gimoteo salió de mis labios, me paré como pude y sobé mi muñeca izquierda que parecía latir por el golpe que me había dado.

—¿Donde tienes esa cabecita?—escuché a una aguda voz decir, que no era otra persona que mi hermana Tiffany.

—En el cuello ¿acaso no es obvio?—respondí subiendo mis hombros.

—Es la segunda vez que te pasa en un día, cielo. Sinceramente no creo que tu motricidad esté funcionando del todo bien—dijo llevando sus anteojos a la parte baja de su nariz, luciendo como una profesora dispuesta a arruinarte el día.

—Así parece—coincidí recordando el hecho de que había llegado a casa, con las emociones que me abrumaban, y no hice otra cosa que recostarme, pero mi querida hermana se refería al hecho de que había golpeado mi dedo meñique del pie contra una silla, y mi grito se había escuchado hasta China, prácticamente—. Pero para tu información mi motricidad está perfectamente—ella simplemente rodó los ojos a modo de respuesta. Me encogí de hombros y tomé de la nevera una manzana verde —de mis favoritas— que parecía estar llamándome a gritos de “cómeme” ¿y yo como me iba a negar?

Salí de mi casa y me detuve un segundo del lado de afuera de la puerta para limpiar en mi remera la manzana. Momentos después, ya tenía un pedazo de la jugosa fruta en mi boca. Un bocinazo llamó mi atención, levanté la cabeza para encontrarme con Maureen en su auto descapotable, y una mirada siniestra en su rostro.

—¿Vienes?—preguntó poniéndose sus lentes de sol y acomodándose el flequillo frente al espejo retrovisor.

—Solo si no me matas y tiras mi cuerpo en un pozo—dije y subí al auto ignorando olímpicamente la mirada de muerte que me lanzó.

—Tenemos muchas cosas que hablar ¿no crees?—indagó tamborileando sus dedos en el volante.

Asentí y me mordí el labio, un poco confundida por la situación— ¿Como… qué?—pregunté al  fin, tratando de hacerme la desentendida mientras mordía mi manzana.

—Dime tu—dijo alzando las cejas inquisidoramente, haciéndome estresar. Maureen me ponía en una situación estresante siempre que quería que yo adivine alguna cosa solo por el hecho de que tenía que saberlas.

— ¡Si no me dices de que te tengo que hablar no lo voy a saber nunca!—dije levantando una octava mi tono de voz, ahora frustrada.

— ¡Por favor!—dijo soltando una risa sin nada de humor— ¡Que cínica eres! ¿Te crees que no ví lo que salió por el noticiero? ¿Crees que el “Ian Somerhalder tiene una nueva pareja” no llamó mi atención?—me soltó, comenzando a acelerar.

Mr. & Mrs. Somerhalder |en pausa|Where stories live. Discover now