Capitulo #14

3K 182 24
                                    

        Más tarde aún.

No sabía con exactitud en qué momento terminé con mis tacones en la mano corriendo hacia la nada, mis pies descalzos en contacto con la grava. Lágrimas rodaban incontrolablemente sobre mis mejillas y tenía la certeza que a esta altura parecía más un mapache que una bella dama vestida para una fiesta. El pavimento lastimaba mis pies, pero la adrenalina era tanta que me veía incapaz de parar. No estaba preparada anímicamente para hablar con Cory, o siquiera mirarlo a los ojos. Porque él se había equivocado, había confundido las cosas. Me había confundido a mí, que ahora no parecía muy segura de mi decisión, porque tal vez intentar salir con tu mejor amigo no es más que una equivocación. Si bien todavía lo quería, de la forma que se quiere a un amigo, también sentía esa atracción física cuando estaba cerca de él, sentía ganas de abrazarlo y decirle cuánto lo había extrañado. Pero a su vez, sentía otros sentimientos aflorar en mi interior, por una persona de ojos celestes. Intentaba convencerme de que solo era por la apuesta, pero de nada iba a servir intentar mentirme a mi misma. La apuesta ahora era —nada más y nada menos— que una excusa para acercarme a él.

Mi resistencia no dió para más, tuve que detenerme e intentar normalizar mi respiración. Con las manos en las rodillas respiré hondo, una, dos, tres veces. Miré hacia atrás por encima de mi hombro y comprobé que nadie me seguía. Nadie. No sabía si eso era bueno, porque podía seguir escapando como la gallina que era, o malo, porque nadie realmente se preocupaba por mi. Un sollozo salió de mis labios sin pedir permiso. Estaba tan frustrada, los sentimientos venían de golpe y me derrumbaban. Había reaccionado como una niña de trece años, debería haberle gritado al estúpido de Cory por haberme hecho tal cosa, y luego debería haberle pegado una cachetada en su perfecto rostro. Para luego irme a vivir al mundo de la fantasía con Ian. Como si todo fuera así de fácil y como si en realidad no sintiera nada por el que en su momento fué mi mejor amigo. No, no sentía nada por él, y tenía que aceptarlo ¡me había engañado, o quién sabe qué!  No estaba hecha para las parejas, definitivamente ese no era mi rubro. Iba a morir sola, y mi mísera herencia sería para mis doce gatos.

Cuando por fin pude respirar como de costumbre me recosté sobre un auto, pero mi mala suerte era aún peor de lo que imaginaba. La alarma del coche empezó a sonar como si hubiera roto un vidrio y hubiera robado algo ¡solo me había apoyado, demonios!

No tardaron ni dos minutos en venir dos pequeños autos con guardias del club dentro. Me encandilaron al poner la luz de una linterna sobre mis ojos, los apreté cerrados, intentando evadir la situación, como si eso realmente fuera a pasar.

—Señorita ¿que es lo que está haciendo aquí?—preguntó inquisitivamente.

—Pues… solo esta buscando el camino a mi auto, pero me perdí y solo estaba apoyándome en este auto para recuperar el aliento.

—Lamento informarle que debemos llamar al dueño del coche para que este compruebe si no le falta ninguna pieza, si me disculpas…—alejó la luz de mi cara y sacó un celular de su bolsillo. Después de intercambiar unas pocas palabras con no-sé-quién se dirigió a mí— En unos segundos estará llegando. Manudo auto—susurró para sí. Me di vuelta sobre mis doloridos talones y pude ver el coche, un Bugatti Veyron, y era ,a mi pesar, conocido.

—¡NO!—gemí—No por favor, que no venga.

—¿Tiene algún problema señorita?—me tapé la cara con las manos—Lamento informarle que eso la hace ver más sospechosa aún. El dueño del coche está en camino ¿tiene algo que esconder?—negué repetidamente, otro sollozo saliendo de mi de forma involuntaria.

—¿Qué está pasando aquí?—preguntó esa voz que tanto conocía, haciéndome estremecer— ¿Qué le están haciendo?—se puso a mi lado protectoramente, pasando su brazo por mi cintura y aferrándome a él. Intenté safarme, contra toda corazonada, pero lo único que logré de esa manera fué que él me sostuviera más fuerte.

Mr. & Mrs. Somerhalder |en pausa|Where stories live. Discover now