Prólogo

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Según se cuenta en el refranero popular, el tiempo nunca se detiene, al menos para aquellos que no tienen poder sobre el mismo. Ya sea en épocas de bonanza o desventura, el fluir de la vida sigue su constante camino hacia el futuro, llevando a los habitantes de Felácea hacia su irremediable destino.

Pasan las estaciones y, con ellas, los años. Las guerras quedan en el recuerdo, aunque sus consecuencias perduran un poco más, llegando a modificar cada aspecto y característica de la sociedad de cada especie. Mentiras, traiciones, actos heroicos, sacrificios... Toda acción tiene su correspondiente consecuencia y mientras algunas quedan como anecdóticos sucesos sin trascendencia, otras llegan a cambiarlo absolutamente todo.

Flojan intentó, dieciséis años atrás, conquistar el reino del sur del continente, habiendo logrado a través de Saguia, una de las más poderosas hechiceras del momento, que los dragones marrones luchasen a su lado, equilibrando la balanza contra Fránel y sus aliados, los reptiles de color blanco. Miles de hombres y mujeres recorrieron el continente y combatieron contra otros miles más, lo que se tradujo, al término del conflicto, en la unificación de la mayor parte de los territorios de Felácea en un único reino.

Quince años después de esa guerra, con los habitantes sufriendo aún las consecuencias de la misma, un antiguo mal resurgía cuando tan sólo quedaba un vago recuerdo del mismo en forma de mitos y leyendas. Talaved, uno de los cuatro Grandes Demonios que gobernaba el Inframundo, movía los hilos de una complicada y elaborada maniobra con la que pretendía acabar con la vida de miles de personas y demonios, ayudado por hechiceros humanos a los cuales se ganó con falsas promesas de poder. Finalmente, Talaved no logró su propósito y los demonios bajo su mando se vieron al fin libres de una asfixiante dictadura en la que sus vidas no valían absolutamente nada.

Son un par de ejemplos de sucesos que cambian por completo las vidas de los que lo sufren, directa o indirectamente, pertenezcan a una u otra especie. No obstante, hay otros tantos que parecen pasar inadvertidos para la mayoría, aunque su trascendencia puede ser incluso mayor para el devenir de todos ellos.

Veintitrés hechiceros se introdujeron en una olvidada estancia mágica mientras el rey Flojan invadía Fránel. Sólo seis sobrevivieron a la lucha contra el guardián de la Tabla de Daes, puesto allí desde tiempos remotos para cuidar que nadie liberase a los dragones ancestrales. Sin embargo, ninguno de ellos estaba preparado para lo que iba a ocurrir.

La ciudad de Góset sufrió el ataque de unos pequeños dragones de color rojo, despiadados y crueles, que sólo abandonaron la sangrienta persecución de dichos habitantes cuando fueron llamados por el potente rugido del primer dragón ancestral, al cual, contra todo pronóstico, lograron vencer Saguia y tres de sus subordinados. Así, aún de manera temporal, habían salvado al continente de Felácea de los Hijos de Daes, aunque es de justicia decir que también ellos fueron los culpables de su vuelta.

Flojan fue vencido y los habitantes de Jálova pasaron a compartir el mismo mandato político que los de Fránel; incluso les fueron respetadas sus tierras y riquezas, además de su división territorial y social. Esta guerra fue la que, decían, había cambiado por completo el continente, sin saber que en los campos de alrededor de Góset aguardaba latente una diabólica semilla cuyo nuevo despertar se mantenía vinculado a la vida de un hombre, una vida que en cualquier momento podría apagarse, liberando, una vez más, al ancestral.

Los que regresaron de la guerra nunca entendieron el horror en Góset y los hechos cayeron enseguida en el olvido. Por su parte, los cuatro hechiceros, antes de conocer el resultado final del conflicto, huyeron hacia distintos puntos de Felácea, creyendo que Flojan les buscaría a fin de arreglar cuentas con ellos. Tomaron un rumbo distinto, a excepción de Saguia y Bátler, que, como pareja, huyeron juntos a las Tierras del Noroeste, territorio sin ley en el cual deberían quedar a salvo del rey de Jálova.

Los hijos de Daes (Saga ojos de reptil #3)Where stories live. Discover now