Capitulo 34

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*POV Lauren

Todo aquello estaba muy cómico, Camila se entregó sin querer y por eso estaba furiosa. Admitámoslo, yo no tengo la culpa

Camila: qué estás insinuando Lauren?

-yo? Nada.

Camila: tengo mucho que hacer como para quedarme escuchando tus conversaciones.

-tienes celos, verdad?

Camila: es obvio que no. No sueñes.

-entonces qué es lo que te importa que haga o no con Verónica?

Camila: no me importa. Solamente no quiero ser parte de tus juegos. Quédate con la Verónica esa y se feliz.

-y si no quiero? -di dos pasos frente a ella, en lo que ella dio dos hacia atrás- eh? -continué caminando y ella también, nos quedamos en esa "danza" hasta que Camila cayó sentada en la cama-

Me agaché frente a ella, sujetándola.

Camila: es claro que quieres. -afirmó, mirando todo. Menos a mi-

-cómo lo sabes?

Me incliné hacia el frente, rozando mi nariz por su cuello, pasándola suavemente por su mejilla, en cuestión de segundos lo sustituí por mis labios, rozándolos en ella y dando una pequeña mordida.

Camila: de...detente. -ordenó, no tan segura de que eso era lo que quería-

-quieres que me detenga? -pregunté, dando un pequeño beso a un lado de sus labios-

Camila no respondió nada, porque no le di tiempo de hacerlo. En cuestión de segundos la acosté en la cama, quedando sobre ella, sin dejar todo mi peso caer. Pasé mi nariz en su cuello, oliéndolo, ella automáticamente respondió haciéndola temblar. Bajé mi mano por un lado de su cuerpo, acariciándola, sintiendo cada una de sus acentuadas curvas.

Pasé los labios en su cuello, intercalando los besos con pequeños chupetones, sentí su respiración cada vez volverse más pesada y sus ojos ya estaban cerrados, no puedo negar que me sentí satisfecha por el rápido efecto que mis caricias tienen sobre ella.

Bajé un poco con los labios, alejé el tirante de su blusa, dejando algunos largos besos en su hombro, las uñas de Camila se clavaban en mi brazo, confirmando lo entregada que ella estaba. No tardé mucho para darme cuenta del efecto que Camila causaba en mi, estaba totalmente consciente de que ya había perdido todos mis sentidos y que mi cuerpo respondía al contacto con el de ella.

Subí nuevamente los labios, trazando una línea por su cuello hasta su rostro, tomando el glóbulo de su oreja, dejándolo entre mis labios por un tiempo, los deslicé en seguida por su mejilla, dejando algunos besos largos, hasta llegar a sus labios. No, no la besé.

Simplemente capturé su labio inferior, tomándolo lentamente, dejándolo entre mis dientes, dando una leve mordida, sintiendo aquella suavidad fuera de lo normal que tenían.

*POV Camila

Poco me importaba si estaba bien o mal ese momento, mandé al carajo mis palabras anteriores y me contradije completamente al no impedir que Lauren siguiera con lo que hacía, pero es que, cómo resistir? Sus labios, tanto como sus manos, son muy agiles y profesionales, no puedo culpar a las mujeres que terminan con ella en la cama el primer día que la conocen, Lauren sabe como llevar a una mujer al delirio máximo. Mi cuerpo ardía en llamas, respondiendo a cada una de sus caricias, que por más inofensivas que podían parecer, causan una catástrofe en todo y cualquier poca conciencia que tuve un día, me desarma completamente. Mi cuerpo no responde a mi comando para resistir, mis manos tomaron vida propia, son atraídas hacia ella, para tocarla, cada fibra de mi ser pide por Lauren, que ella continúe sus caricias, con los besos provocantes y torturantes que nunca llegan por una buena vez a mis labios. Maldita hora en la que di un discurso de moral y buenas costumbres, tenía que tener en cuenta que no lograría mantener mi pose de dura ni 2 minutos. Sus labios ya habían explorado toda la región de mi rostro y cuello, su perfume ya había quedado impregnado en cada parte de mi, yo estaba totalmente fuera de control de la situación, yo me entregué.

*POV Lauren

Haberla provocado con seguridad fue la mejor parte de mi día, sentirla temblar con mis caricias, pidiéndome silenciosamente para que yo no dejara lo que estaba haciendo, podía ver un brillo diferente en sus ojos, ella estaba en éxtasis y por más que las caricias de ella eran pequeñas, casi nulas, solamente eso junto al hecho de saber todo lo que ella está sintiendo ya me deja con el cuerpo en alerta. Camila se entrega como si fuera la primera y ultima vez, se entrega como nunca antes alguien se había entregado.

Camila: Lauren... -susurró algo ronca, sentí un escalofrío en mi cuello- ...te lo imploro, bésame.

Paré todo lo que hacía y la miré por unos segundos, me había prometido no besarla, solo dejarla loca y salir, como ella hizo conmigo hace un rato, pero soy muy débil como para aguantar a un pedido de esos. Pasé mi nariz lentamente sobre la de ella, su cuerpo se relajó cuando supo que haría su voluntad y el clima a nuestro alrededor cambió, como en un toque de magia, todo pareció volverse más tierno, más cariñoso, cuando mis labios se posaron en los de ella, por segunda vez esa noche.

Llevé mi mano a su rostro y lo acaricié, mientras nuestras lenguas se entrelazaban y mi corazón latía fuertemente. Me olvidé de todo y cualquier cosa que existe, solamente conseguía concentrarme en la dulzura de los labios carnudos y suaves de Camila, que dominaban los míos, controlando el ritmo del beso, ahora fue mi turno de entregarme.

Son pocas las veces en las que el control de la situación se sale de mis manos, cuando acabo dejando que las otra persona guíe el beso y con Camila fue exactamente eso lo que pasó. No sé si es porque sus labios son muy dulces como para que yo quiera herirlos de alguna forma, si es por el cariño que ella entrega en el beso o simplemente porque ella me desarmó al pedir que la besara. La sujeté por su cuello y levemente la levanté, trayéndola junto a mi con el fin de demostrar que no haré nada más que esas caricias, para que no se asustara. Enredé mi mano en sus cabello, acariciándolos, como respuesta ella trajo su mano hasta mi rostro, pasando sus delicados dedos en mi mejilla. Por Dios, como es bueno besarla, siento que podría quedarme haciendo eso por días sin cansarme, pero faltó el aire suficiente para que pudiera seguir con mis labios en los de ella, entonces, contra mi voluntad, tuve que cerrar el beso con uno delicado en sus labios, que se alejaron lentamente de los míos, nuestras respiraciones pesadas, muy cerca. Abrí los ojos y me encontré con aquel mar chocolate brillando para mi, llevé la mano a su rostro, haciéndole un pequeño cariño, ella me miraba tierna, así como yo la miraba y era como si fuese la primera vez que nos veíamos. La llevé hasta mis brazos, envolviendo su frágil cuerpo en un fuerte abrazo, ella descansó su cabeza en mi hombro y se quedó callada mientras respondía a mi acto. Era la primera vez en mucho tiempo que yo me sentía verdaderamente feliz.

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