Parte II

1.7K 101 8
                                    

10 años atrás...

Los aplausos resonaron en elegante auditorio cuando la joven violinista terminó con su melodía, orgullosa, hizo una reverencia y con el porte de todo un músico profesional se retiró del escenario junto con toda la orquesta que le hizo compañía.
—Estuviste muy bien Astrid. —Felicitó su padre, quien observó todo detrás de bambalinas. — ¿Te apetece ir a celebrar?
—Gracias papá. Pero...—observó a su compañera de cabello negro, quien le hacía señas nada disimuladas para que se apurara. —Heather me invitó a salir con ella... iremos a una fiesta.
Estuvo claro que al Sr. Hofferson para nada gustó eso, pues resopló, pero dado que tanto ella como su amiga, una increíble chelista, se lo merecían por tan buena presentación.
—Bien, pero no llegues tarde, mañana pasaré a ver a unos prospectos de cliente, te espero en la cafetería de siempre a las 11: 00 am para almorzar.
Astrid sonrió levemente, pero quien no pudo controlar su euforia fue Heather, pues en cuento escuchó que le dio permiso la llevó arrastrando con ella, sin siquiera darle oportunidad de cambiarse el corto pero elegante vestido de gala que uso en la presentación.
.
.
Llegando al lugar de la fiesta, Heather salió como rayo del auto mientras que Astrid iba apacible y tranquila entrando al ambiente que estaba infestado de gente.
— ¡Vamos, Astrid! —Incitó Heather a unirse al baile, ella ya se había encontrado con su pareja.
La rubia sólo negó con la cabeza, prefería ir a un lugar más tranquilo que todo aquel ruido. El lugar de la fiesta era una casona vieja que parecía un pequeño edificio, por lo que subió alejándose del ruido, para tratar de percibir otro tipo de sonido.
Llegó a la azotea y lo primero que observó fue a la brillante luna y se deleitó con la armonía de una vieja armónica que un viejo músico y vagabundo tocaba en la soledad de la plaza principal.

— ¿También huyes? —Escuchó decir detrás de ella.
Volteó para ver que había un joven de cabello castaño, sentado en la parte más alta de la azotea.
— ¡Hey! ¿Qué haces? —Saludó con familiaridad.
—Escucho. ¿No quieres venir?
Tentada por aquella invitación, Astrid subió al encuentro con aquel joven.
— ¿Y qué escuchas? —Preguntó una vez que se sentó a lado de él.
—Deseos. —El joven miró la luna, luego cerró los ojos y logró percibir las olas del mar que estaba a lo lejos...—Por bravo mar navegaré... ahogarme yo no temó... y sortearé la tempestad... si eres para mí...—Cantó con una hermosa y apacible voz.

—Eres un romántico Haddock—Golpeó dando una risita.
Hiccup dio una risita y se rascó el cabello avergonzado. —Hago mi mejor esfuerzo... ¡ven aquí!
La tomó de la cintura y la impulsó hacía él para aprisionar sus labios con los de él. Ambos saborearon aquel beso lleno de ternura y amor, mientras sus oídos se deleitaban con sus suspiro que armoniosos se combinaban con el sonido del alrededor.
—Te extrañé. —dijo Astrid cuando se separaron, acarició su mejilla como lo solía hacer.
—Ha sido una gira larga, pero Mi Lady... ¡Vamos progresando! —Exclamó Hiccup con emoción. —Tal vez muy pronto nos ofrezcan un contrato.
Astrid compartió su entusiasmo, su novio de hace dos lo había conocido en el instituto de la artes musicales de Berk, pero este indomable y rebelde decidió seguir por su cuenta propia dejando su beca para experimentar la música que le gustaba al aire libre y había formado junto con su hermano una banda, poco conocida, pero que algún día triunfaría. Y ella lo hubiera seguido de no ser por su padre, el cual estaba solo y esperaba demasiado de ella.


*********************************
Y bien espero que estos pequeños cambios que le estoy haciendo les guste.
Nos leemos para la próxima.

Escuchando a tu destinoWhere stories live. Discover now