Capítulo 13 - Trabajo de campo

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Trabajo de campo

Lúthien tragó saliva al escuchar las palabras de Huor pero contuvo su deseo por oponerse, su dicotomía era evidente y no mostraba entregar ninguna resolución. Soy capaz de entender los grandes riesgos que correremos al adentrarnos en nuevas tierras y con diferentes reglas, pero por el otro lado, parece ser la única forma de encontrar la información que necesitamos, es posible que los asesinatos continúen y si tenemos como precedente a los objetivos es claro que puede existir la posibilidad que Huor y Lúthien se encuentren en la lista negra. Con la muerte de Evelyn se generó una grieta entre el Credo y el Clan y no quiero ni imaginar lo que podría causar con la Horda y la Secta si somos señalados como culpables.

— ¿Por cuánto tiempo estaremos en esta operación? — Preguntó Fëanáro en tono serio.

— Hasta encontrar al asesino y capturarlo o hasta que la integridad de todos los miembros se vea comprometida. — Respondió Huor de manera cortante.

El rostro de mis compañeros era extraño, entiendo el miedo que sentimos todos pero existe algo oculto, como si supieran algo que yo desconozco. Merenwen, por momentos, adoptaba el mismo semblante de Nindë, perdida en sus propios pensamientos y carentes de la vitalidad que siempre emana.

— ¿Cuándo iniciaremos? — Preguntó Nindë.

— Lo antes posible. — Dijo Huor impaciente.

Los largos e incomodos intervalos de completo silencio me hacía sospechar que había un elefante blanco en la habitación, una pregunta al aire que nadie desea formular. Tal vez debería averiguar de qué se trata, pero aún no tengo la confianza para seguir mis impulsos, debo ser más calmo y no precipitar ninguna situación.

— Si no tienen nada más que decir. — Dijo Huor mientras levantaba su mano señalando la puerta.

— ¿Qué nos estas ocultando? — Interrumpí mientras mandaba al carajo la sutileza.

La mirada de mis compañeros cayó al suelo y juraría que la quijada de Fëanáro se tensó por un momento. Lúthien abrió sus ojos de par en par con la más firme intención de abofetearme nuevamente.

— No te estamos ocultando nada Galdor. — Replicó Huor con voz firme. — Contamos que desempeñarás tu deber de la mejor manera posible y sin poner en riesgo a tus compañeros.

Sus palabras solo tienen la intención de herirme, de someterme de alguna manera haciéndome recordar mis errores pasados.

— Cumpliré con mi deber pero si existe algo que desconozco creo que es el momento de hablarlo.

Lúthien no pudo evitar mirar a Huor preocupada, era una de esas conversaciones mentales a la vista de todos pero a los oídos de nadie.

— Te necesitamos ahí afuera, solo te pido que seas paciente. — La voz de Huor se volvió más calma.

Las miradas se enfocaron en mí con gritos sordos que suplicaban que cerrara la boca. Mi estadía dentro de la cámara tal vez fue interrumpida abruptamente y aún no logro controlar mi temperamento. Incliné la cabeza en señal de disculpa, pero no apartaré la vista de cualquier hecho fuera de lo planeado.

— Bien, diríjanse a la sala de transportación, ahí se les entregará su comunicador y cualquier herramienta que los ayude a ocultarlo. Ya tienen asignada su área de trabajo y sus limitaciones, en el momento de abandonar el Credo tendrán total libertad de acción, suerte y Tuk Nessa set sed Valië Séregon Khor. — Fueron las últimas palabras de Huor antes de dar vuelta y mirar por su ventana aún destrozada.

El Credo - Iniciación IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora