4. Senior Year

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N/A: Sé que no es jueves, estoy despistada pero no tanto. Es solo que mañana es San Juan, y me voy a pasar todo el día en la playa de fiesta así que, para no dejaros sin una merecida actualización, os la adelanto un par de horillas.

¡A leer!

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Dice la Ley de Murphy que, si algo puede salir mal, saldrá mal.

Esta es una norma que Beca siempre ha tenido muy presente en su vida, ya desde bien pequeña. Aprendió que era mejor vivir sin expectativas, se dio cuenta de que las decepciones dolían menos si una ya iba preparada para lo peor desde el primer momento.

Sus padres le enseñaron eso. No conscientemente, pero la DJ siempre fue observadora y analizaba sus reacciones, sus comentarios. Veía la forma en que el ceño de su madre se hacía cada vez más profundo con cada minuto que el puntero del reloj se alejaba de las cinco de la tarde y su padre seguía sin llegar a casa una noche más. Veía la sonrisa forzada que su madre le regalaba cuando cruzaban miradas en mitad de una actuación escolar de teatro, el móvil firmemente agarrado por una mano que ya no se molestaba en llevar el anillo de boda y una silla vacía a su izquierda que señalaba como un cartel de neón la ausencia de su padre. Escuchaba las peleas, los reproches siseados, las acusaciones gritadas, el ensordecedor silencio que seguía al portazo que daba su padre al marcharse de casa y los sofocados sollozos de su madre.

Pronto aprendió a dejar de esperar ver aparecer a su padre por el umbral de la puerta de casa. Dejó de esperar que se acordase de sus funciones de teatro, de felicitarla en el día de su cumpleaños y no un día después tras la pelea de turno con su madre.

No se sorprendió el día que llegó del colegio y encontró a sus padres sentados cada uno en una punta del sillón. No se sorprendió al ver maletas en la entrada. No se sorprendió cuando su madre le informó con voz nasal y ojos hinchados por el llanto que habían decidido que lo mejor era separarse. No se sorprendió cuando su padre le dio un último beso en la coronilla y salió por la puerta para no volver.

Cierto fue que, el estar preparada para ello no hizo que doliera menos. Al fin y al cabo, su padre las había abandonado y las había sustituido por una rubia, más joven, llamada Sheila.

Esa misma filosofía fue la que mantuvo funcionando a Beca durante el instituto, la enfermedad de su madre, tener que irse a vivir con su padre y la brujastra; y, por último, pero no menos importante, ser obligada a renunciar a su sueño de vivir en L.A. para hacer un año de universidad.

Precisamente, ese año en la universidad fue lo que cambió todo. Barden supuso un antes y un después en la vida de la DJ, porque, aunque hubo unos cuantos baches, se dio cuenta de que vivir siempre esperando lo peor no era vivir. Además, todo iba bien. Se las había apañado para encontrar un novio súper dulce y que, a pesar de su obsesión con hacerle ver películas, la quería incondicionalmente. Había encontrado a las nueve hermanas – diez si contaba a Aubrey – que nunca quiso... hasta que las tuvo y se dio cuenta de lo divertido que era todo ahora, especialmente por lo locas que estaban. Sabía que podía confiar en ellas y que estarían dispuestas a ir al fin del mundo y volver si Beca se lo pedía. Tenía una mejor amiga por primera vez en su vida, había permitido que alguien se acercase tanto a ella como para contarle todo, buscar su consejo, su apoyo y su consuelo cuando tenía un problema. Y, bueno, las Bellas estaban arrasando en el panorama de la a cappella.

¿Qué podía salir mal?

La respuesta a esa pregunta es: todo. Absolutamente. Todo.

Después del incidente de Amy con los pantalones rotos y sin ropa interior colgando de un columpio de tela, las Bellas se desmoronaron. Perdieron su reputación, su credibilidad, su gira y su derecho a defender el título nacional de a cappella. Se despertaban cada día con un patrocinador menos, y se iban a dormir con otros dos menos, porque "dañaba su imagen estar asociados con una institución tan mal vista por, no solo Estados Unidos, sino el mundo entero"; y sin patrocinadores, también escaseaban las actuaciones. Era un milagro que el rector de la universidad no intentase echarlas de la casa teniendo en cuenta lo mucho que las odiaba.

How many more shots (until you're rolling?)Where stories live. Discover now