Capítulo 31

303K 26.5K 22.3K
                                    




—Maya, necesito ir —la voz de Harry suena baja y tranquilizadora, pero no surte efecto en mí, ya que estoy aterrorizada.

—Harry, por favor, no lo hagas —sueno alterada hasta la mierda, pero ni siquiera me preocupa hacérselo notar, porque en realidad quiero que lo haga. Quiero que sepa cuán asustada estoy ahora mismo y cuánto deseo que se quede dentro del coche.

Los ojos de Harry se posan en mí y noto la desesperación en su mirada.

—Maya, si es Tyler...

— ¿Cómo demonios va a ser Tyler? —Escupo, interrumpiéndolo—, ¡al tipo lo busca la policía, por el amor de Dios!, sería un completo idiota si comenzara a seguirte sabiendo que pueden atraparlo si hace un movimiento en falso.

Su mandíbula se tensa en ese momento y la duda se filtra en sus facciones.

—Maya, no puedo arriesgarme a dejarlo ir así como así —dice, con determinación—. No puedo dejar que nos siga. No puedo dejar que se acerque a ti.


En ese instante, la resolución cae sobre mí, pesada, como un bloque de concreto. Una sensación cálida y retorcida se instala en mi pecho y me quita el aliento durante unos segundos. El peso de sus palabras me hunde un poco mientras que trato de ordenar mis pensamientos.

Harry trata de averiguar quién es porque teme por mí...

Niego con la cabeza.

—Harry, por favor, no hagas esto —suplico, con la voz entrecortada por las emociones—. No te arriesgues de esta forma. No hagas esto tú solo. No soportaría ver cómo te pones en peligro por intentar cuidar de mí.

La quemazón previa al nudo en la garganta ya ha comenzado a hacer estragos en mi voz, pero ni una sola lágrima se agolpa en mi mirada.


Los ojos de Harry se han clavado en los míos y la tensión que se ha instalado entre nosotros es cada vez más grande. Sé, por la manera en la que aprieta una mano en el volante, que quiere bajar del vehículo y enfrentar a quien sea que nos está siguiendo; pero no lo hace. Una parte de mí, esa que es absurda y soñadora, cree que es por mí; que se contiene porque se lo he pedido.

Una inspiración profunda es inhalada por sus labios y deja ir el aire con mucha lentitud al tiempo que cierra los ojos con fuerza. Entonces, echa la cabeza hacia atrás, para apoyarla contra el respaldo del asiento.

Su cuerpo entero está alerta, pero su posición me hace saber que trata de calmarse.


—Por favor, amor —suplico—, no vayas. Por favor...

Harry se libera de mi agarre al llevarse las manos a la cara para frotarla. Una maldición se escapa de sus labios en ese momento y vuelve a colocar una mano sobre la manija de la puerta abierta.

Espero, con los músculos tensos y los puños apretados, a que baje e ignore por completo mi petición..., pero no lo hace. Se limita a tirar de la puerta para cerrarla una vez más.


En ese momento, toma su teléfono del bolsillo trasero de sus vaqueros y busca un número en su agenda para marcarlo.

No me mira mientras coloca el aparato sobre su oreja. Tampoco lo hace mientras espera a que le respondan.

—Aquí Styles —dice, con una voz que apenas reconozco. Esa que solía utilizar cuando Alexis Rodríguez le llamaba—. Necesito hablar con el comandante —se queda en silencio unos segundos—. Entonces con Thomas Nichols, por favor.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora