Capítulo 34

364K 24K 27.7K
                                    


A Juli. Quien ha logrado plasmar las escenas que transcurren en mi cabeza en videos maravillosos que ni siquiera merezco. ¡Gracias por todo lo que haces!



—A veces eres insufrible —Harry dice, medio riendo y medio gruñendo, mientras que avanzo por la acera desierta que se extiende delante de mí. Hace rato que oscureció, así que las luces amarillentas del alumbrado público, hacen que la calle tenga un aspecto sombrío y un tanto siniestro.

Aprieto el paso. Harry pisa el acelerador de su coche para volver a alcanzarme y, entonces, vuelve a inclinarse sobre el asiento del copiloto para decir a través de la ventana abierta—: ¿Tienes una idea de lo ridícula que estás siendo?

— ¿Tienes una idea de lo poco que me importa? —Digo, al tiempo que me abrazo a mí misma para mantener el poco calor corporal que me queda. Está helando.


—Sube al auto, Maya —pide. Su tono de voz ha dejado de ser irritado, y ahora suena un poco más cálido—. Vas a resfriarte.

—Es gracioso que te preocupe que coja un resfriado, cuando hace un rato ni siquiera te importó que pasara el día entero sin comer una mierda —suelto, en medio de una risotada cruel.

Guarda silencio unos instantes.

—Sube entonces, para así poder llevarte a cenar y compensar el hecho de que soy un pésimo novio —dice. No estoy muy segura, pero casi puedo jurar que hay algo de culpa en la forma en la que habla.

—No eres mi novio —mascullo, enfurruñada por el hecho de que ni siquiera me lo ha pedido. A decir verdad, nunca me ha pedido que seamos algo. Ni siquiera hace un año cuando vivimos juntos, lo hizo—. Nunca me lo has pedido.

El auto se detiene por completo, pero yo sigo caminando.

El sonido de un portazo, hace que me eche a correr por la calle y, por un segundo, me pregunto porque lo hago. Me siento como si fuese una pequeña niña huyendo de sus padres en medio de una rabieta. Eso me hace soltar una carcajada. El coraje merma mientras que escucho los pasos que se acercan a toda velocidad y aprieto el paso para huir del chico que me persigue.


Un brazo fuerte, largo y familiar se envuelve alrededor de mi cintura y chillo mientras que mis pies dejan de tocar el suelo y el mundo empieza a dar vueltas.

Un montón de gritos y carcajadas se me escapan antes de que Harry se digne a ponerme de nuevo en el suelo durante apenas un instante. Estoy a punto de girarme para protestar, cuando uno de sus brazos se coloca en la parte de atrás de mis rodillas y vuelvo a abandonar el pavimento.

— ¡Bájame! —Chillo, pero no dejo de reír. Él lleva una sonrisa inmensa dibujada en los labios mientras que avanza conmigo a cuestas, como si yo me tratase de una damisela en apuros. Como si fuésemos una pareja de recién casados al entrar por el umbral de su nuevo hogar.

El mero pensamiento me hace sonreír como idiota.


Harry me baja cuando llegamos al lugar donde dejó su auto y, antes de que pueda escurrirme lejos, me aprisiona entre su cuerpo y el metal del vehículo. Entonces, me besa. Sus manos ahuecan mi cara y su lengua, ávida y urgente, busca la mía en un beso furioso. Mi corazón se acelera en ese momento. Mis manos se aferran al borde de su camisa y tiro de él más cerca, de modo que su abdomen y el mío están unidos.

Su cabello hace cosquillas en mis mejillas, pero no dejo de besarlo con la misma fuerza con la que él me besa.

—Lamento haberte gritado —dice contra mi boca, cuando se aparta para tomar el aliento. Su frente está unida a la mía ahora—. Lamento no haber tenido la delicadeza de invitarte algo de comer. Siento muchísimo haberte presionado como lo hice —sus manos se deslizan hasta mi cintura y se envuelven a mi alrededor en un abrazo apretado y cálido—. Pero sobre todo, no hay nada que sienta más que haber dado por sentado que eres mía. No tenía idea de que eras del tipo de chica al que le gusta que le hagan una petición formal y eso.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora