Capítulo 37

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Nos detenemos en una cafetería a desayunar algo antes de que Harry ponga en marcha el auto en dirección a su apartamento. No hemos hablado demasiado después de su propuesta, pero no se siente como si hubiese necesidad de hacerlo. No cuando hemos pasado la última hora sumidos en un aura tranquila y feliz. No cuando el mundo se siente más brillante que nunca.

Apenas puedo contener la emoción arrebatada que me ha invadido desde hace un rato. Apenas puedo dejar de sonreír como idiota...

Harry luce igual de entusiasmado que yo. Ni siquiera le importó que, al entrar al pequeño restaurante en el que almorzamos, todas las meseras observaran las escandalosas marcas en su rostro. A decir verdad, ni siquiera se inmutó. Se limitó únicamente a dedicarles una mirada severa, para después posar su atención completamente en mí.


Ahora mismo, nos encontramos sentados el uno junto al otro dentro del vehículo, con las manos entrelazadas y el sonido de la radio del coche llenando el silencio que se ha asentado entre nosotros. De vez en cuando, Harry tararea las melodías que le son familiares, y yo me deleito con el sonido rondo de su voz mientras que acierta las notas con una facilidad envidiable.

La emoción y la euforia se han instalado en mi pecho con una fuerza abrumadora pero, por primera vez en mi vida, no se siente como si tuviese que deshacerme de ellas. No se siente como si tuviese que reprimirlas en lo absoluto.

Sé que esto es una locura. Sé que no debería estar siquiera considerando la posibilidad de casarme cuando las cosas están cada vez más difíciles; sin embargo, no puedo evitar fantasear un poco al respecto. No puedo evitar desear con todas mis fuerzas que, al final del día, todo esto tenga un buen resultado...


—Estás muy callada —la voz de Harry me saca de mis cavilaciones.

Mi vista se posa en él en ese momento, y esbozo una sonrisa. Sé que no puede verme, pero no me importa sonreírle a su perfil anguloso.

—Tú también lo estás —observo y él sonríe también. Un hoyuelo se pinta en su mejilla en el proceso.

—Estoy... ¿nervioso?... —niega con la cabeza—. No. Esa no es la palabra —hace otra pequeña pausa—. Estoy entusiasmado hasta la mierda.

Muerdo mi labio inferior.

—Yo también lo estoy —admito, en voz baja—. Una parte de mí me dice que estoy es una locura y otra... —un sonido a mitad del camino entre una risa y un suspiro, se me escapa—. Otra simplemente no puede esperar a que pase.

Él asiente y noto cómo aprieta la mano que tiene en volante, en un gesto que se me antoja ansioso.

—Nadie habría podido describir mejor cómo me siento —Harry responde y mi sonrisa se ensancha—. Las cosas van de mal en peor y yo no puedo dejar de imaginarte vestida de novia, Maya. ¿Tienes una idea de lo jodido que es eso?, debería estar pensando en la forma de atrapar a Tyler. Debería estar pensando en la manera de convencer al comandante de acelerar todo para meter a ese imbécil en la cárcel; y sin embargo estoy aquí, llenándome la cabeza de fantasías y metas a largo plazo.

Mis dedos se aferran a los de su mano libre con más fuerza.

—Vamos a encontrar el camino fuera de esto, Harry. Yo lo sé —lo aliento, a pesar de que no tengo la certeza de que algún día vaya a terminar. De algún modo, yo también necesito creerlo.

Un suspiro brota de sus labios en ese momento, pero no dice nada más. Sólo tira de mi mano para llevársela hasta la altura de su boca para besarla en el dorso.

MONSTRUO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora