CAPITULO 37

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Jos me dijo que Alonso había tenido un accidente, sin embargo sigo dando vueltas alrededor de la manzana pensando si ir a verlo o no. No puedo ver a Zoe luego de haberle dado un puñetazo.

-¿Qué hago?

Alguien me tomo por los hombros en un callejón, me golpeo contra la pared y me puso una navaja en el cuello.

-Aggh...

-Escucha bien lo que te diré, aléjate de Zoe, no quiero saber que sigues molestándola.

-¿T-tú?

-Y más te vale que no digas nada de quien te amenazo, ¡aléjate de ella o te mato!

-Está bien, está bien.

-Te estaré vigilando.

***

-Vanessa, Zoe-dijo el doctor acercándose a nosotras-. Alonso despertó.

-¿En serio?-quise caminar-.

-Espera... Alonso... sufre de pérdida de memoria a largo plazo. No sé decirles que tanto recordara. Pueden ser cinco años atrás pero es obvio-me miro-, que a ti no te va a recordar.

-¿Qué? no es cierto. No puede ser.

-Lo lamento.

Mire a Bryan quien solo bajo la cabeza y salió de ahí.

-Bryan...

-No puedo, lo siento.

Se retiro de ahí sin decir nada. No me espero.

***

Salí del hospital porque simplemente no podía ver llorar a Zoe un minuto más. No es posible.

-Hey Bryan ¿Qué haces aquí?

-Lily... pues... atropellaron a Alonso hace dos días, acaba de despertar.

-¡¿Qué?! ¿Cómo está?

-la detuve-. Perdió la memoria.

-¿Cómo?

***

Entre con Vanessa con la esperanza de que me recordara aunque sea un poco.

-Alonso, tu hermana esta aquí.

-Hola, hermanita-le extendió la mano y ella la tomó-.

-Alonso-beso su frente-.

-¿Quién eres tú?-dijo mirándome con ¿asco?-. Vete de aquí, quiero estar con mi hermana.

Abrí la boca pero no emití un solo sonido, solo agache la cabeza y salí. Trate de contener las lágrimas al ver cómo me veía Alonso pero... Dios, no se acuerda de mí.

-¡Zoe!

-¿Lily?

-¿Cómo esta Alonso?

-Bien-dije encogiéndome de hombros-. Ya despertó.

-¿Por qué no estás con él?

-Me corrió. No me recuerda Lily-cubrí mi rostro y llore-...

-Lo lamento.

-Está bien, pasa si quieres, yo me voy.

Asintió y yo me retire. Llegue a mí casa y me encerré en mi habitación. Escuche a Ricardo llamándome desde su habitación. Maldito cerdo.

-¡Ya no puedo más!-dije con todo el coraje del mundo, encajando mis uñas en las palmas de mis manos-. ¡Me quiero morir!

Me fui resbalando por la pared hasta llegar al piso. Me sentía como una mierda. Lo perdí todo. Mi reputación, la poca que me quedaba y ahora a Alonso. ¿Qué será de nosotros? De todo.

ANGEL SUICIDAWhere stories live. Discover now