Capítulo 9.

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Me arreglaba lo mas rápido que podía, mientras colocaba mi mochila en la espalda.

Anoche no pude dormir nada, estaba pensando en Alessandro, en todo lo que había pasado, su cambio de humor tan repentino.

No estaba segura si vendría por mi. Pero en el fondo me moría porque al salir estuviese estacionado donde siempre.

Salí y estaba ahí, estacionado donde siempre.

El corazón me saltaba, y las rodillas me temblaban.

Desbloqueo el seguro y entre.
Llevaba una camisa blanca de manga larga, y un pantalón negro.

Tenia una expresión de cansado.

-Lo siento.-dijo suavemente mirándome.

El corazón se me encogió.

-No tienes nada porque disculparte.-dije tomando su mano.

Ayer estaba de mal humor por eso, pero luego comprendí que debo entenderlo, el no la estaba pasando tan bien, sea lo que sea lo que le este sucediendo.

Presiono fuerte mi mano, y me beso suavemente, con dulzura.

Y luego dimos marcha al instituto.

-Mateo es muy amable.-dije.

-Si, el es increíble.-continuo.-siempre ha estado conmigo.-dijo con cariño.-Es mi consejero.-dijo mirándome.

Sonreí, era lindo ver así, feliz.

Antes de bajarme del auto, Alessandro me beso lentamente. 

Segunda hora y ya parecía un zombie.

Me senté en el medio y me recosté en mi escritorio tenia tanto sueño, pero mi cabeza no quería descansar, estaba tan llena de dudas.

-Gab.- dijo Andrea de forma chillona.

Rayos.
Ella es buena compañía, pero a la mierda, quiero estar sola.

-Andrea.-dije acomodando me.

-¿Estas bien?, te ves cansada.-dijo sentándose a mi lado.

Nunca he sido de las que cuenta sus problemas.

-Si, estoy bien, algo cansada.-dije sonriendo.

Ella me devolvio la sonrisa.

-Ten.-dijo extendiéndome una tarjeta.-es para mi fiesta.-dijo.

La tome, era una tarjeta azul rey con letras blancas.

La fecha era para dentro de unos meses

-puedes llevar un acompañante.-dijo al fin.

Suspire pensamiento en quien invitaría.

-gracias.-dije amablemente.

Alessandro había pasado por mi, y nos encontrábamos en su departamento.

No encontrábamos pidiendo comida.

-Una vegetariana familiar.-dijo Alessandro por teléfono.-Si... Gracias.- dijo y colgó.

Estaba acostada en suave sofá, recostando mi cabeza del torso de Alessandro mientras el acariciaba mi cabello.

Era indescriptible, sus caricias hacían mi respiración pesada.

-Olvide decirte, me invitaron a una fiesta.-dije parándome de golpe.- y bueno... Ya sabes.-el sonrió, nunca  había invitado a ningún chico.- me gustaría que fueras mi acompañante.

Sonrío dulcemente.

-Seria un honor para mi acompañarla, Srta. Macri.-dijo tomando mi mano.

Volví a recostar mi cabeza, mientras jugueteaba con su mano.

Siempre fue él.Where stories live. Discover now