Capitulo 32.

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Gabriela P.O.V

Paso un veloz auto rojo, seguido de una azul, luego uno plateado.

Había pasado todo el día en mi habitación, acostada mirando por el balcón, los autos pasar.

Desde mi balcón veía como cada auto, y todos pasaban, menos el que yo anhelaba. Moria por verlo estacionado donde siempre lo hacia, donde siempre me esperaba.

De mi mejilla escapo una lagrima, y en el pecho tenia esa insoportable sensación. De la que ya me había acostumbrado.

Ya no soportaba más, Alessandro me dolía, pero me dolía inmensamente.

Ayer cuando Ignazio me dijo que estaba enamorado de mi, en lo único que podía pensar era en Alessandro. En que simplemente necesitaba que tomara mi mano, me sonriera y me dijera, que me amaba, que me necesitaba, que soy su pequeña, su Srta. Macri y que todo iba a estar bien.

Pero al recibir unos labios que no eran los suyos, quede paralizada. El resto del trayecto Ignazio, me hablaba de su familia, amigos y trabajo, y yo solo asentía o respondía con monosílabos. Mi mente estaba en otro lugar, o mejor dicho... En otra persona.

El teléfono solo, sacándome de mi trance.

Lo tome y era un mensaje.

Guapa, espero que no hayas olvidado nuestra cita de hoy.
Paso por ti en 30 minutos.

Ignazio.

¿Que ci...

¡Rayos!.

Ignazio anoche me había hablado de una cita, la cual había olvidado por completo.

Mire el reloj 6:30 pm.

Corrí rápidamente al baño y me duche rápidamente, me envolví en la toalla y rápidamente me coloque la ropa interior negra de encaje.

Abrí mi closet de par en par y tome una falda negra un poco ajustada, una camisa de botones con manga larga color aqua y por ultimo unas converse blancas.

Me peine el cabello y quedo completamente liso por mis hombros. Al mirarme al espejo, pude notar, que estaba mas pálida de lo común y tenia unas pequeñas bolsas de bajos de los ojos. Pero no solo tenia ese aspecto de cansada por fuera, era muchísimo peor aun en mi interior.

Solté un suspiro y a través del espejo pude notar una expresión de dolor. Me contemple por un par de segundos y unas lagrimas amenazaron por correr libres, pero presione lo mas fuerte que pude.

Me sentía débil.

Aun mas débil que la semana pasada.

Aun mas débil y vulnerable.

No podía permanecer de pie son sostenerme.

Los abrí lentamente y comencé a tapar mis ojeras y mi palidez con un poco de base y rubor, los coloque suavemente y por ultimo un poco de rímel. Me aleje un poco deL tocador y me di un ultimo vistazo y lucia completamente diferente ahora, me veía hermosa, lucia mas despierta y feliz. Cuanto deseaba que hubiese maquillaje para el corazón en ese momento.

Oi golpes detrás de mi puerta.

Me dispuse abrirla pero antes de llegar a la puerta, mis piernas débiles fallaron y caí soltando un grito de dolor, al golpearme el tobillo.

Siempre fue él.Where stories live. Discover now