Capítulo 17.

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Los rayos del sol me despertaron.
En mi rostro se formo una amplia sonrisa al recordar todo lo que paso anoche.

Estire mi mano sobre la cama y me di cuenta de que Alessandro no estaba.

Me levante y tenia un leve dolor en la entrepierna, pero lo de anoche, valió la pena.

Al recordarlo todo no pude evitar no morder mi labio.

Fueron las mejores sensaciones que he sentido en toda mi vida, era electrizante.

En la mesa de noche había una nota.

Srta. Macri, buenos días, espero que la velada haya sido de su agrada, tanto como lo fue para mi ;). Tuve que atender unas llamadas en el despacho.
Le deje una aspirina para su incomodidad en la entrepierna.

Alessandro Di pietri.

Sonreí, este hombre es cada vez mas maravilloso.

Tome la aspirina con un vaso de jugo de naranja.

Me puse la camisa de Alessandro que estaba en el piso, me quedaba grande pero me tapaba los glúteos.
Lo se.
Era muy cliché.
¿Pero que otra cosa me podía poner?.
Ademas, esta olía a el.

La vista de aquí era perfecta, todo se veía tan inmenso, se podría ver toda la ciudad, mi casa debe ser uno de esos puntos pequeños.

Diablos.
Mi casa.
MI CASA.
Mis padres.
Estoy muerta.

Tome mi teléfono que estaba en la mesita de noche y lo encendí.

Habían 2 llamadas perdidas de mi madre, 3 de mi hermana y 1 mensaje de Andrea.

Esta bien.
Esto esta buen bien para ser real.
Esperaba por lo menos 1000 llamadas de mi hermana y la mitad de mi madre.

Abrí el mensaje.

Estas en mi casa.
Hicimos un pijamada anoche.

Andrea.

Suspire aliviada, esta chica vale oro.

Eres increíble.
P.D: la pijamada fue maravillosa.

Gabriela Macri.

Y luego decidí enviarle un mensaje a mi madre.

Llego en la tarde.
Vamos a comer.
Te amo.

Gabriela Macri.

Respondió muy rápido.

Esta bien cariño, pero no llegues tan tarde.

Mama.

Sonreí como tonta.
Se sentía tan bien salirme con la mía.

Senti la puerta abrirse y cuando voltee, estaba Alessandro parado en el umbral mirando con una sonrisa en los labios.

Se veía de lo mas sexy, traía puesto un pantalón de mono deportivo Nike, y una camisa negra.

Se acerco a mi, y tomo mi mano suavemente y me acerco a el y me sostuvo por la cintura.

-Srta. Macri,.-dijo mirandome los ojos.-Se ve usted maravillosa.-dijo besando mis labios.

Siempre fue él.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum