CL-4.23

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Llegamos a esta verdadera fortaleza y nos obligan a entrar, es un patio enorme dentro, y por fuera son muros altos. Parece una perfecta y gigante caja rectángular de concreto en medio de la selva amazónica.

Nos hacen descansar luego de tanta caminata en uno de los pasillos de las instalaciones.

[Una hora después]

Los militares van registrándonos por nombre en una lista, pasaron aquí más de un par de horas registrándonos por nombre, apellido, edad y sexo. Nos van llamando en grupos de a 4 para asignarnos una celda a cada grupo, por suerte tienen la consideración de juntarnos en la misma celda a mi madre, mis hermanas y a mi.

Inmediatamente nos dirigen a nuestras respectivas celdas, nos permiten bañarnos y cambiarnos de ropa.
Todo va bien al parecer, el registro de nuestra celda dice "CL-4.23". Bueno, nada va bien, pero comparado a lo que sufrimos en el camino.

[Tres horas después]

Ya estamos más tranquilos en nuestra celda, mi mamá intenta explicarles de una manera no tan chocante a mis hermanitas qué es lo que está pasando.
Creo que mis hermanas están un poco traumadas, en especial la mayor, Dalila que ya tiene 7 años y más o menos puede dimensionar el problema en que estamos. Débora de 5 años está más despistada digamos, aunque muy asustada.
Mi mamá les dice que a veces en la vida suceden cosas injustas a la gente buena, que es culpa de la gente mala, que al final ellos pagarán y nosotros seremos felices juntos, pero los malos terminarán tristes y solos.

Eso las tranquiliza un poco, ella nos abraza a todos y nos manda a dormir, fue un día muy agitado y cansador.

[Al día siguiente]

Suenan alarmas fuertes, sirenas mejor dicho. Nos despertamos todos alarmados de golpe, mi mamá teme alguna otra desgracia nos junta y nos mantiene abrazados mientras a través de las rejas observamos el pasillo intentando descubrir qué sucede.

¡Que gran sorpresa! Vemos a uno de los guardias recorriendo las celdas calmando a todos diciendo que para los que no saben, "eso sólo fue el despertador".

Vaya susto que nos pegan apenas comienza el día, nos traen un desayuno básico que consiste en cuatro panes y cuatro tazas de leche pura, una para cada miembro de la celda.

Nos tratan teóricamente bien, nos dejan en la celda toda la mañana y mientras con mi mamá intentamos hablar de muchas cosas para hacer pasar el tiempo, aunque nos ponemos tristes al recordar la muerte de mi papá. Mi mamá cambia de tema de conversación rápido para no deprimirnos.

[Al mediodía]

Todas las celdas se abren, y nos dan órdenes de salir al patio general de la prisión.
Salimos inmediatamente, seguimos el pasillo mientras las celdas se abren automáticamente.
Llegamos al patio general y es enorme, con piso de polvo nada más, aquí nos juntamos todos. Luego de la llegada vuelven a hacernos el conteo y según los militares que cuentan en voz alta quedamos 98 adultos y 48 niños reunidos aquí.

Todos estamos frente a una plataforma enorme donde sube el capitán que nos había traído hasta la prisión. Estaba con muletas debido al disparo que le había dado José.

Toma el micrófono y se identifica cómo "Joaô Pessoa, capitán de la unidad 72 de las fuerzas armadas brasileñas", inmediatamente comienza a dar un discurso:

"Bienvenidos sean todos. Se preguntarán qué hacen aquí y por qué los hemos traído, pero no se preocupen, no estarán aquí por mucho tiempo.

Lamentamos el uso excesivo de fuerza que tal vez haya causado molestias entre ustedes, pero son órdenes superiores, y es por culpa de ustedes mismos.

CleanShit: Brasil 2014Donde viven las historias. Descúbrelo ahora