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Estaba yo, viendo la televisión tranquilamente, realmente no estaba pensando en mucho, planeaba mi cena de aquella noche. Tenía a Zukie en mi mano, y los pies sobre la mesa que había entre el televisor y el sofá nido que mi madre dejó para cuando ella viniera. Pensaba en pedir una pizza, la chica de la pizza y yo teníamos una relación bastante express, pero candente. Y lo decidí, verla me costaría como 15 libras.

Me levanté, tomé el teléfono, y marqué a la pizzería donde ella trabajaba de repartidora.

Mientras sonaba el teléfono en espera, yo acariciaba a mi único verdadero gran amor que estaba en mi mano, ella estaba quieta.

–Pizzería Piazza, ¿puedo ayudarlo?

–quiero hacer un pedido.

Esperé a que ella llegara, hasta me di una ducha, y me quedé desnudo por la casa. El timbre sonó. Miré por el vidrio de la puerta, era ella.

Abrí la puerta, ella sonreía macabramente.

Apenas entró, le quité la pizza, la dejé sobre una mesa y la llevé a mi cuarto.

Ella se fue luego de unos diez minutos... yo comí pizza. Zukie comía también, comía desde ratas hasta la comida de mi madre.

En medio de la pizza, el timbre de mi casa comenzó a sonar.

Me levanté, abrí, era Harry.

–¿Qué haces desnudo? –preguntó.

–Tuve sexo hace un rato, pasa.

Él entró.

–¿Qué hay? –le pregunté.

–Estaba solo en casa, y pensé, "Dougie nunca tiene gran cosa que hacer", y vine a verte.

Me senté en el sofá.

–Al grano, Judd, ¿A qué viniste?

–La verdad, quiero que me acompañes a un lugar.

–No iré a ningún hotel, mi cama es suficientemente grande. –Dije bromeando.

–No es un hotel, –dijo– ni nada parecido. Sabes que Tom iba a ir por entradas del concierto del que ha hablado toda la semana, y que Danny y Georgia fueron a casa de la familia de Georgia...

–¿A dónde debemos ir?

–A la iglesia, debo llevar a un amigo, para la charla premarimonial.

–¿Quieres llevarme a la iglesia? ¿Por qué no pudo ser tu hermano?

–necesitaba llevar a un amigo... a la charla.

–¡Pero yo no me quiero casar! –me reí– ¿Por qué debo ir?

–Haré lo que quieras, hasta te llevaré a la Antártida si quieres.

Suspiré y seguí comiendo pizza.

–Iré, pero como ya lo dijiste, no hay vuelta atrás. Debes concederme un deseo.

Fui a la ducha, y me vestí, Harry hablaba con alguien por teléfono.

–Bien, estoy en frente, baja en un par de minutos.

Fuimos al auto, había una chica bastante poco arreglada, tenía frenos, lentes gruesos y feos, y el pelo tomado en un extraño peinado, llevaba una horrible falda verde, y un sweater azul.

–Claire, él es Dougie.

–Hola, soy Claire.

Parecía tímida.

–Soy Dougie.

Llegamos, estuvimos una hora dentro de esa aburrida charla, hablaron desde la sexualidad, hasta la estabilidad económica. Aquella chica estaba igual de incómoda que yo.

ClaireWhere stories live. Discover now