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La llevé a tomar café, y luego llegamos a casa... hacía frío, se fue la luz y bueno, no había mucho que hacer...

Ella derritió chocolate, y comenzó a comer frutas con eso... comencé a comer yo también, y luego comenzamos a navegar por el internet de nuestros teléfonos.

–Tengo mi primer trabajo en Mary Claire... –dijo emocionada.

–¿De qué se trata?

–Modelar –dijo– vestidos de novia...

–Yo quiero ir... exijo ir... –le dije riéndo.

–¿Por qué quieres ir? –me preguntó.

–Porque nunca te vi tan radiante como cuando usabas aquellos vestidos... –le dije tomando un trozo de fruta.

Ella sonrió.

–Tengo una condición... –dijo.

–¿Sí? ¿Qué?

–Que... te vistas de novio.

–¿Qué? ¿Para qué quieres que haga eso?

–¡Es que te veías lindo! –dijo mirándome tiernamente.

–Yo soy lindo... –le dije.

Ella me besó.

–Así es... –dijo– y mucho más que eso.

Fui a la ducha... quería agua caliente...

Estuve metido ahí por largo rato. Luego, corrí la puerta de la ducha, y me la topé mirándose la nariz en el espejo.

Me miró.

–¿Qué ocurre?

–Pensé que me salía sangre... pero sólo era chocolate

Sonreí.

Ella usaba un vestido... no lo había notado con el abrigo blanco que ella llevaba... que ya no estaba...

Me rodeé con la toalla, y me acerqué a ella.

Besé su cuello.

Soltó uno de esos gemidos que ponían mis pelos de punta.

Comencé a desabotonar su vestido, y finalmente el vestido terminó en el suelo... Besé su cuello con pasión, y acabé por llevarla hasta la cama... donde finalmente terminamos completamente desnudos... hacía frío... así que puse una manta sobre ambos...

Comencé a besarla, ella me tocaba... entonces, me quedé boca arriba sintiéndola... su anillo estaba frío. Luego comenzó con la otra mano, despacio, pero demonios que me tenía mal... sentía que iba a explotar, sólo por tratarse de ella...

Comenzó a besarme, mientras con una mano hacía de las suyas, y la otra acariciaba mi pecho... luego bajó al abdomen, y ya no pude aguantarlo más... lo solté todo, ella se asustó, se manchó entera...

Me dio una especie de pánico/vergüenza, que corrí a buscar con qué limpiarla... Llegué con una toalla del baño, la limpié, ella seguía acelerada y quieta...

Me acosté, y la tiré hasta mí... la abracé...

Ella tenía cara de querer decirme algo...

–Lo siento...

–Estabas aguantándote. –dijo– Pudiste avisar...

Ella sonrió.

–¿Para qué iba a avisarte que me venía? –le pregunté.

–¿Para no mancharme? –preguntó irónica... me causaba gracia.

Le sonreí.

Rato después, comenzaron un par de besitos por aquí y por allá y comenzó lo entretenido...

ClaireOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz