Amor por el fútbol 〈Yannick Carrasco〉

"Capítulo 20"

—Queremos que seas la fotógrafa oficial del Atlético de Madrid —habló Enrique.

¿Ganaría 1500 € sólo por hacer fotos?

—Claro que tendrías que venir con nosotros a cada partido. Los gastos pagados —decidió hablar Cholo.

Releí el contrato. Leí las dos páginas de contrato.

¿Qué? Yo no podía aceptar esto. Yo tenía mi propia tienda, mi sitio, y no, no lo iba a cambiar por esto. Puede que me den mucho dinero, pero no lo iba a aceptar.

—Lo siento, pero no voy a aceptar el trabajo —dije mirándoles—. Yo ya tengo mi espacio.

Cholo suspiró y miró a Enrique.

—¿Pero si falta algún fotógrafo, te podríamos llamar? —preguntó el presidente.

—En ese caso, sí —asentí con la cabeza.

—Bien, entonces nada. Sólo era eso —sonrió.

—¿Para cuándo son las fotos?

—¿Para mañana pasado? —dijo el presidente.

—Vale. Gracias por el trabajo —sonreí.

Salí de ahí y caminé hasta los chicos, que estaban hablando entre susurros.

—Así se os oye más —dije poniéndome entre Correa y Kranevitter.

Apoyé mis codos en los hombros de ellos dos.

—¿Y para qué te querían? —preguntó Lucas.

—Fotógrafa oficial del Atlético de Madrid —sonreí.

—¿Lo has aceptado? —habló Oblak.

Todos le miramos sorprendidos.

—No —hice una mueca.

—¿Por qué no? —preguntó Griezmann en francés..

Le entendí a la perfección, y yo les respondí en francés:

—Porque yo ya he hecho mi hueco en el mundo de la fotografía —sonreí.

Sonrió orgulloso.

—Me alegro de que hayas escogido lo que te haga feliz —volvió a hablar.

Asentí con la cabeza.

—Hay personas que no comprenden —susurró Carrasco.

Le miré sorprendida.

—¿Tú sabes francés? —pregunté.

—En mi país se habla el francés —se encogió de hombros.

Asentí varias veces con la cabeza y nos quedamos en silencio.

—Pues ya nos podemos ir —habló Gabi.

—Pues hasta mañana compañeros —habló Moyá sonriendo.

Todos se fueron y sólo quedamos Griezmann, Carrasco y yo.

—¿Queréis venir a mi casa? —preguntó Griezmann.

Miré a Carrasco diciendo: "¿Quieres ir?". Me respondió: "¿Tú quieres?". Le contesté encogiéndome de hombros.

—¿Podéis parar de hablar con telepatía? —habló Griezmann.

—¿Quieres ir? —le pregunté a Carrasco.

—A mi me da igual —respondió él.

—Y a mí también —contesté con una pequeña sonrisa.