Ya estoy preparada. Tengo el vestido naranja puesto y las sandalias. Me maquillé un poco, nada fuera de lo normal. De complementos me puse unas pulseras doradas en la muñeca y pendientes de color naranja y un bolso pequeño con una correa para la muñeca, ahí metí dinero, las llaves y el teléfono.
Le dejé una nota a Carrasco en la mesita de noche. Puse que volvería de madrugada.
Sonó mi teléfono y lo miré. Era Erika, avisándome que ya estaba abajo. Salí de la habitación y bajé abajo. Me metí en el coche y Erika comenzó a conducir. Pasamos todo el camino hablando y escuchando música.
Erika aparcó frente a un local donde había una fila larga. En la puerta había dos guardias de seguridad. Bajamos del coche y caminamos hasta la puerta.
Nos pusimos en la fila a esperar. Después de largos diez minutos, nos tocó. Las tres enseñamos el DNI de que éramos mayores de edad.
El guardia nos dejó pasar y había mucha gente. Las personas que estaban en la pista de baile estaban saltando al ritmo de la música electrónica. A la izquierda, estaba la barra con todas las bebidas y el barman. A la derecha la pista de baile, donde había un dj. En una esquina había asientos, donde las personas estaban fumando.
—¡Vamos a por bebidas! —gritó Bea sonriendo.
Sonreí y caminamos hasta la barra. Bea pidió por mí. Me dio un vaso con algo dentro. La verdad es que yo no soy mucho de fiesta. Sólo fui a dos fiestas en mi vida.
Lo tomé mientras caminábamos a la pista de baile.
Comenzamos a bailar (más bien saltar) y a beber. Cada vez que terminábamos la bebida, pedíamos más.
Yo no sabía lo que estaba bebiendo, sólo sabía que me gustaba.
—¡¿Vamos a sentarnos?! —gritó Erika.
Asentí y caminábamos hacia los asientos. Yo estaba un poco tomada, pero todavía tenía mis cinco sentidos.
De pronto, me entraron ganas de ir al servicio.
—¡¿Dónde está el baño?! —grité.
—¡Hay un pasillo al fondo y te vas a la derecha! —me indicó Erika.
Asentí y me levanté. Dejé la bebida en la mesa que teníamos alrededor y caminé a través de la pista de baile.
Llegué hasta el pasillo que me dijo Erika y caminé por ahí.
La música iba disminuyendo y yo me apoyé en la pared. De repente, siento un sudor por la espalda y por la frente. Me sentía mareada. Algo de la bebida me ha sentado mal. O a lo mejor me han echado algo.
Miré alrededor y una persona se me acercó. Me cogió por los hombros.
—¿Estás bien? —preguntó, pero sonaba lejos.
Negué con la cabeza. Me llevó al baño y me echó agua fría por toda la cara. Ahora me sentía mejor, pero todavía sentía el dolor de cabeza.
Ahora sentía ganas de vomitar.
Me salió una arcada y vomité en el lavabo. El chico me cogió por el pelo y me fue acariciando por la espalda.
A los minutos, ya había terminado de vomitar. Ahora me sentía mejor. Más despejada. Mi cabeza pensaba con claridad.
—¿Estás bien? —preguntó el chico.
Él era rubio, lo peinaba desaliñado. Tenía ojos azules, como dos lagos. Era más alto que yo y era musculoso.
Había que admitir que era guapo.
—Sí. Ahora estoy mejor —respondí sonriendo para tranquilizarle, porque el chaval lucía preocupado.
ESTÁS LEYENDO
Amor por el fútbol 〈Yannick Carrasco〉
FanfictionSilvia Corberó, una fotógrafa humilde y sin mucho que contar. Con 19 acabó la carrera de fotógrafa, y compró una pequeña tienda en el centro de Madrid, y empezó a trabajar. Ella no esperó que se enamorara por ir a un partido de fútbol. Por...