Como siempre y como todos los días, me desperté gracias a la alarma de Carrasco. Miré el reloj adormilada, ponía que eran las ocho de la mañana.
Yo tenía que ir a trabajar. Sí, iba a volver a trabajar. Me levanté de la cama y apagué la alarma.
—Carrasco, levántate —le susurré al oído.
No me contestó. Suspiré y salí de la habitación. Entré en mi habitación y bostecé. Preparé las cosas de fotografía y las metí en la mochila, previamente sacando la ropa que la volví a meter en el armario.
Suspiré y cogí la cámara de vlogs. La encendí y miré la batería. Estaba un poco baja, así que decidí cargar la batería.
Entré en el baño y me lavé el tatuaje, al igual que mi cara. Bajé abajo y preparé café y galletas de chocolate. Cogí una bandeja y puse el paquete en la bandeja, iba arriba haber como amanecía, aunque ya había amanecido.
Después de cinco minutos, el café ya estaba hecho y lo había echado en una taza. Cogí la bandeja y subí a la azotea. Hacía un poco de frío y viento. Me senté en el sofá y suspiré.
Cogí la taza y soplé para que se enfriara. Bebí un poco y cerré los ojos. Quemaba. Dejé la taza para que se enfriara y comí las galletas. El cielo estaba un poco nublado y los colores del cielo eran bonitos.
A los diez minutos, terminé mi desayuno. Me acerqué al bordillo y me asomé. Las personas caminaban deprisa y había mucho tráfico porque era la hora punta. Seguramente serán las ocho y algo.
Cogí la bandeja y bajé abajo. Dejé la puerta abierta, sólo entré y Carrasco no estaba desayunando. Fruncí el ceño. Dejé la bandeja en la mesa y subí arriba. Entré en su habitación. Ahí estaba, durmiendo.
Suspiré y rodé los ojos.
—Mi amor, tienes que ir a entrenar —le moví.
Abrió los ojos y me miró. Sonrió.
—Tienes que ir a entrenar, así que mueve tu cuerpo y vete a desayunar —sonreí.
Le besé cortamente y salí de la habitación. Entré en el baño y rápidamente me lavé los dientes. Me maquillé más currado: con base de maquillaje, contorno, corrector, sombra de ojos, máscara de pestañas y las rayas del ojo.
Volví a mi habitación. Me vestí con la ropa interior, una camiseta color verde, era un verde muy raro. Era medio transparente. Y un pantalón vaquero gris jaspeado.
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Amor por el fútbol 〈Yannick Carrasco〉
FanfictionSilvia Corberó, una fotógrafa humilde y sin mucho que contar. Con 19 acabó la carrera de fotógrafa, y compró una pequeña tienda en el centro de Madrid, y empezó a trabajar. Ella no esperó que se enamorara por ir a un partido de fútbol. Por...