Inseguridad

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Las únicas gotas de saliva se secaron en sus gargantas ...

Probando revelar sus intenciones, pero...

Ella no se rendiría tan fácilmente.

*

*

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-Esto es incómodo...

Pero debo mantener la calma, ya llegaremos... -pensaba mientras apoyaba su codo derecho en la ventanilla al lado de su asiento en el avión-

-Oi Yochi! la vista es preciosa no!? -dijo sonriendo-

-Ah... sí je... jeje...

-Ugh... llegaremos en la noche, espero que no sea época de frío -dijo juntando las cejas-

-Pf... qué cara más graciosa ... mff... -escondía su risa-

-Oye Yoichi, levántame cuando lleguemos, de acuerdo? Tomaré una siesta! -dijo estirando los brazos-

-Sí, Sí... -respondió rápidamente algo aliviado-

Minutos después su acompañante yacía dormida sobre su hombro, algo que solo tendría que soportar por un momento ya que ella era el factor principal que desataría la verdadera tragedia.

*

*

*

20:00 Horas Osaka-Japón/ Discoteca ZIAN

-Ummm... usted es nuevo por aquí? -dijo con engañosos-

-Oh, sí.

De hecho vine para relajarme un rato... pregunté cuál era el mejor lugar y acabé viniendo aquí, en verdad no puedo quejarme. -respondió sonriente y chasqueando dos dedos sobre su frente-

-Mmm... entonces, es su primera vez en ZIAN? -lo miró de reojo-

-Así es... -volvió a sonreír-

-No se diga más!

Con un gesto rápido, llamó a una de las anfitrionas del lugar y le ordenó servir un trago de cortesía al joven recién llegado.

Él aceptó gustoso y bebió enseguida el licor, agradeció a la muchacha y ella se retiró.

-Estuvo bueno? -preguntó desconfiado-

-De maravilla! -respondió exaltado-

-Y bien...

Podemos hablar ahora?

Su mirada se oscureció y con un frío tono en su voz le dijo:

-Ferid.

-Oh! Vaya!

Cómo no? -respondió inclinando la cabeza de lado-

-Por favor sígame... -dijo dándose la vuelta-

Inmediatamente éste se puso de pie y sin más rodeos, lo siguió.

Caminaron en picada, dirigiéndose hacia el sótano, las luces titilaban por el pasillo, pero esto era solo una advertencia para que los que no debían ingresar. Tres pasos más y llegaron hasta una habitación profunda y obscura que eran las palabras correctas para describirla; Ferid se detuvo para que su invitado diera el primer paso y con calma así lo hizo, por consiguiente entró él y se sentaron en sus respectivos asientos.

Ferid entrecruzó los dedos de las manos y escondiendo su sonrisa le dijo:

-A qué has venido? -sin quitarle los ojos de encima-

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