¡Basta ya!

5.4K 432 11
                                    


Mientras conduzco por las calles persiguiendo a Christian, trato de tranquilizarme, debo enfrentar esta situación con aplomo, respiro profundamente buscando el alivio que necesito. A medida que mi respiración se normaliza y mis lágrimas disminuyen su intensidad, mi mente comienza a despejarse y entonces otros recuerdos me invaden:

"...yo te amo con toda mi alma, te llevo en mi corazón, siempre, por siempre"

"Te prometo que te cuidaré y te protegeré con mi propia vida si es necesario".

"Ana, compréndelo, prefiero perderte antes de exponerte a mayores peligros. Ya una vez casi acaba con tu vida, No puedo permitir que eso vuelva a ocurrir".

"Si acepto tu plan no saldrás a ninguna parte, dejarás tus prácticas y sólo estarás en tu apartamento. Yo andaré solo y ella me buscará, entonces la atraparé".

Una bombilla gigante se enciende en mi mente. Ay no, no, ya lo he entendido, por una parte mi corazón adquiere un poco de calma, ¡eso es!, esto tiene que ser una trampa para atraparla, pero por otra parte se agita, ahora me aterra el riesgo que Christian está corriendo, ¿y si ella lo ataca?, ¿si intenta matarlo tal como me lo advirtió?, tengo que impedirlo, ahora más que nunca tengo que presentarme en esa cita. 

Lo sigo mientras atravesamos la ciudad hasta que su coche ingresa al estacionamiento de un hotel no muy lujoso, mi corazón palpita con fuerza en mi pecho. Lo veo girar lentamente hasta el segundo sótano, voy a unos cuantos metros de él con algunos autos entre nosotros, apago las luces y conduzco a mínima velocidad, veo como se estacionan varios coches, Mis manos tiemblan por la angustia que me invade. Algunas personas descienden de sus coches y caminan hacia un costado, pulsan el ascensor y desaparecen en él, me estaciono a unos cuantos puestos de separación del coche de Christian tratando de hacer el menor ruido posible y espero a ver que sucede, poco a poco reina el silencio.

El sigue con el motor encendido, pasados unos minutos desciende, mira a todos lados y puedo ver la ansiedad en su lenguaje corporal,  veo a esa chica que sale detrás de un coche, bate su cabello y contonea sus caderas sobre unos tacones puntiagudos, sus labios pintados de un rojo fuerte y un sobretodo la cubre completamente, se encamina a paso lento, se detiene a unos  metros y lo mira directamente lanzándole una sonrisa arrebatadora, se quita el abrigo y lo sostiene en una mano mientras gira sobre si misma mostrándole la sensual lencería que tiene puesta, se ríe con picardía y mirada coqueta, espera por su  reacción pero él se mantiene impasible, entonces avanza más hacia  él mientras le señala con la cabeza el ascensor, él la mira con el ceño fruncido y no emite palabra, ella le dice algunas cosas que no logro escuchar, se acerca aún más,  acaricia su rostro e intenta besarlo pero él la rechaza y la toma de la muñeca, ella forcejea soltándose con brusquedad, enseguida cambia su expresión de mujer fatal a loca enfurecida, retrocede y lo mira con odio,  introduce su mano en el abrigo, extrae un arma y apunta directamente a Christian.

Mi corazón palpita desbocado, está a punto de estallar, no soporto más necesito protegerlo, voy a salir justo cuando siento que intentan abrir la puerta del copiloto de mi vehículo y una voz se escucha en el aparatito que tengo en el oído. No espero a ver quien es, no puedo escuchar nada, sólo tengo un pensamiento y es salvarlo, me quito el transmisor de un tirón y salgo corriendo hacia ellos mientras grito:

- No, no lo hagas, por favor Leila no lo mates, es a mi a quien quieres matar, déjalo por favor déjalo-. El aíre escapa de mis pulmones, siento que voy a colapsar en cualquier momento.

- Ahhh, así que decidiste unirte a la fiesta, pues has llegado justo al momento de la diversión-. Y mueve el arma apuntando de uno a otro constantemente. Christian intenta venir hacia mí pero ella lo detiene.

- Quieto, no te muevas-. El me mira.

- Ana vete por favor, vete.

- No, no voy a dejarte con esta loca, me harté de ella, no la aguanto más.

Hago acopio de todas mis fuerzas, reúno todo mi valor, llevo mi mano a mi espalda y saco el arma, ya basta de sus amenazas y de sus ataques, apunto hacia su mano para desarmarla al mismo tiempo que ella aprieta el gatillo hacia mi, Christian se abalanza para protegerme y recibe el disparo, cae hacia atrás sobre mi, mi tiro se desvía sin lograr alcanzarla, ya no puedo pensar en nada más sino en él, todo está pasando muy rápido, me giro para cubrirlo con mi cuerpo y evitar que ella vuelva a dispararle, la angustia me domina, grito pidiendo ayuda y repito su nombre entre sollozos

- Christian, Christian amor, respóndeme por favor, ¡no te mueras!, yo te amo, auxilio, ayúdenme por favor, llamen al 911-. Mi voz sale como un aullido lastimero. 

Me abrazo a él con frenesí en un intento de evitar que siga lastimándolo, no me importa morir si él ya no estará conmigo, noto que hay murmullos a mi alrededor, escucho voces que parecen venir de lejos y colarse por un túnel, no puedo concentrarme lo suficiente para distinguir quienes son y dónde están, solo quiero que me ayuden a proteger a Christian. Yo solo grito y grito.

- Deténgase.

- Suelte el arma y ponga sus manos detrás de la nuca-.

- Vamos, obedezca, no nos obligue a dispararle.

Alzo la vista y veo la mirada de locura de Leila, enseguida comprendo que no va a rendirse.

– No complique las cosas-. Pero ella se ríe histéricamente y me apunta.

- No se atreva a disparar es mi última advertencia.

No responde, está enceguecida por la locura pero en un segundo su mirada se entristece cuando ve a Christian tirado en el pavimento sin realizar el menor movimiento, mis lágrimas se derraman sin parar y por un instante creo que ella comprende la magnitud de sus acciones, entonces se lleva el arma a su boca y dispara.

Esto es demasiado, se ha suicidado frente a nosotros, no me atrevo a mirar su cuerpo sin vida a unos metros de mí, solo quiero que alguien atienda a Christian, siento unas manos que me toman de los hombros y tiran de mi para levantarme, estoy paralizada y sin fuerzas, mis piernas tiemblan.

- Venga señorita Steele, lamentamos que las cosas terminaran de esta forma...

Estoy en shock, esa persona me habla pero ya no puedo prestarle más atención, ya no puedo escuchar lo que dice, solo me concentro en el sonido esperanzador de las sirenas que se acercan y toda la angustia de estos días cae sobre mi, el ver a Christian tirado a mis pies y a un lado el cuerpo sin vida de Leila en un charco de sangre, es mucho más de lo que puedo soportar, no puedo sostenerme sobre mis piernas y la oscuridad me envuelve. 

Christian AmorOnde histórias criam vida. Descubra agora