Consentida. !Qué rico!.

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PoV. Anastasia.

Siento la brisa en mi rostro, mis ojos están pesados, intento pasar mis manos por ellos para ayudar a despejarlos. ¿Qué me pasa?. Me remuevo un poco y algunos recuerdos se hacen presente. Escucho la voz agitada de Christian.

- Nena, nena, tranquila, falta poco para llegar al hospital. Todo va estar bien.

- ¿Hospital?, por favor no exageres, esto es solo una indigestión, lo que quiero es ir a casa, tomaré un digestivo o un poco de jugo de limón y estaré como nueva.

- ¡No!, lo mejor es que te examine un médico y te hagan los análisis necesarios para descartar cualquier problema.

- Por favor Christian, hoy ha sido un día maravilloso, no quisiera terminarlo en el hospital, llévame a casa cariño, quiero una ducha tibia y dormir, me desmaye porque soy una debilucha y vomité mucho; posiblemente se me bajó la presión o se subió la glicemia. ¿Olvidas que me desmayo por cualquier cosa?, me desmayé el día que nos conocimos, cuando Leila me atacó, cuando Leila te disparó, poco faltó para desmayarme el día que desapareciste, en fin, es casi un hobby, ja, ja, ja-.

No puedo evitar reírme. Christian me mira muy serio y con el ceño fruncido, no está dispuesto a ceder en esto, es demasiado protector. Antes de que insista continúo

– Cariño, te prometo que si vuelvo a sentirme mal yo misma iré al hospital. ¿Vale?-. Lo miro esperando su asentimiento.

- Vale pero vas a informarme inmediatamente cualquier novedad. ¿Entendido?.

- Por supuesto mi amor-.

Suspira no muy convencido. Me recuesto en el asiento y miro las luces nocturnas mientras él desvía el vehículo camino el Escala. Las escenas del día comienzan a desfilar frente a mis ojos. Recuerdo su angustia cuando no pude evitar llorar en el muelle. ¿Cómo iba a decirle que cuando vi esos veleros desde la distancia pensé en él?, se me encogió el corazón al imaginar a un pequeño y frágil niño de cabello cobrizo y ojos grises expuesto a los peligros del mundo, siendo golpeado sin compasión por otros chicos apenas un poco mayores que él. ¿Cómo es posible que aunque era un niño amado por su madre tuvo que vivir todas esas penalidades? ¿Y cuál sería su destino si Grace no lo hubiese adoptado?.

Las lágrimas vuelven a asomarse a mis ojos, me giro a mi derecha y agradezco que la oscuridad de la noche no le permita ver mi rostro claramente. La visión que llega a mi mente no me resulta alentadora, ¿sería un delincuente?, es posible que hubiera muerto en alguno de esos ataques cuando tapaban su boca para evitar que gritara. No, por favor no. Tengo que dejar de pensar en esto, hoy ha sido un día especial, realmente lo disfruté, no puedo terminarlo llorando e imaginando cosas tristes. Disimuladamente limpio mis lágrimas y me acomodo en el asiento. Le digo.

- Te amo Christian-. Me mira y me da su sonrisa de medio lado.

- Yo te amo más, nena, mucho más-. Y mi corazón brinca en mi pecho de alegría. El es un gran hombre, sensible. romántico, triunfador, detallista, con un corazón enorme y me ama, me ama. Soy tan feliz.

.........

Nos detenemos en el aparcamiento del Escala, salta rápidamente.- Espera-. Dice mientras rodea el auto para venir a mi puerta, la abre y me ayuda a descender. 

– Ven apóyate en mi.

- Estoy bien cariño, ya deja de preocuparte.

- Nena, no me pidas imposibles-. Me rindo, solo lograré enfurecerlo si insisto, así que me recuesto bajo su brazo y me dejo guiar al ático.

Christian AmorWo Geschichten leben. Entdecke jetzt