Capítulo 28.

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7 días más tarde

Si, llevaba más de una semana viviendo junto a ella, durmiendo con ella, preparándole la comida y ayudándola a estudiar. No comprendía como aún podía aguantar la tentación de acostarme con ella, porque era constantes las ganas que le tenía. Denna me estaba cambiando, estaba seguro, porque yo nunca había sido así.

Habíamos empezado de nuevo la universidad, a mi me quedaba un mes de clases y luego tres meses de prácticas, en cambio a ella le quedaban casi cuatro años.

Era el tercer sábado de enero y ella se encontraba dormida sobre mi pecho, con una respiración tan tranquila que relajaría hasta al más salvaje animal.

Desde aquél día que no paramos de pelear no tuvimos más enfrentamientos excepto pequeñas tonterías momentáneas.

Acaricié su pelo mientras miraba el techo, podrían pasar horas así porque no me cansaba.

-Dennis -susurró removiéndose en la cama -.

-¿Qué pasa? -pregunté -.

-Das calor -dijo dejando escapar aire del interior de sus pulmones -.

-No te duermas sobre mi -dije sonriendo -.

-No te acuestes en mi cama -susurró ella dándose la vuelta en la cama y quedando boca abajo -.

-¿Cómo que "mi cama"? -pregunte mirándola de reojo -.

-Si, ahora es mía, así que fuera -dijo pateando mi culo -.

-Denna -susurré en un gruñido, molesto -.

-Que me dejes dormir -gruñó ella -.

-Gandula -susurré levantándome de la cama -.

Ella gruñó y se hizo un ovillo entre las mantas, sonreí, me puse una sudadera y bajé a desayunar.

Preparé tortitas de melocotón y tomé mi cartón de soja de café, la cual estaba deliciosa. Me senté en la encimera hasta quedar completamente satisfecho con mi sencillo desayuno. Guardé el resto para cuando Denna se levantara de la cama y me tumbe en el sofá a ver la televisión.

Habían pasado dos horas, ella seguía tirada en la cama y la tomé por la cintura para levantarla de la cama.

-Ya está bien de tanto dormir, pareces una marmota -dije poniendo su cuerpo en pie -.

-Me duelen los ovarios, déjame -dijo pataleando -.

-¿Por qué demonios te dolerían los ovarios? -pregunté - Oh, vale.

-Idiota.

-Bueno, baja a comer algo.

-Me duele el estómago.

-Eres tan complicada -dije sobando mi pelo - ¿Te preparo un baño?

-Vale, pero mientras deja que duerma.

Bufé ante lo testaruda que estaba, me dirigí al baño, le puse el tapón a la bañera y comencé a llenarla con agua templada, con gel de ese que hacía mucha espuma en el agua. Tras un rato tirado en el suelo del baño, estaba preparado para ella.

-Denna, ya puedes.

La vi encogida sobre si misma en la cama, retorciéndose de dolor. ¿Tanto dolía esa mierda?

Me acerqué a la cama y me senté a su lado, acaricié su pelo, abrió los ojos para verme.

-Denna, date un baño, voy a salir a comprar algo para el dolor.

-Y compra tampones -dijo ella - y compresas.

-¿Por qué no vas tú a comprar esas cosas? -dije frunciendo el ceño -.

Posesivo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora