Instituto.

1K 72 9
                                    

El día estaba realmente lindo, había un hermoso sol luego de días sin haber salido gracias a la lluvia. Ya había pasado una semana desde que Diego se había ido del departamento del mayor, estaba llendo a sus consultas sin falta, el mayor veía muy decaído y triste a Diego, no sabía porque, pero la única razón era porque el castaño extrañaba pasar los días junto a el mayor, aunque solo se allá quedado casi dos semanas con el, le había tomado mucho cariño. Thomas igual extrañaba a el menor, solo que no lo demostraba para no preocuparlo, aunque más que extrañar, se necesitaban.

El castaño estaba despertandose, abrió los ojos lentamente y con sus puños los froto, bostezo y se sacudió el cabello, ya que esa larga cortina de pelo no lo dejaba ver, aunque no por eso se lo cortaría. Se levanto a duras penas y camino a su baño, se ducho y en menos de veite minutos ya estaba listo. Fue hacía la sala y se sento a escuchar música a esperar la hora que tuviera que irse a esperar el autobús. Diego no había visto a su madre, aunque tampoco la quería ver, ya que la despreciaba, y parecía que ella también a el. El menor tomó una manzana y comenzo a comersela tranquilamente, hasta que vio la hora y la tiro rápidamente al basurero, para luego salir corriendo a donde debería estar el autobus. Al llegar, el autobús ya estaba ahí, así que se subió rápidamente, y fue a sentarse junto a Cristina, quién lo miraba divertida.

-¿Otra vez se te paso la hora?-preguntó riendo.

-Si.-respondió seriamente.

-Uh...¿aún estas triste?-lo miró detenidamente.-La vida sigue y seguira siendo una mierda, no te preocupes por estupideces, Diego.

-Siento como si me faltara algo.-confesó.

-¿No sera que extrañas a tu amante?-preguntó coquetamente.

-¡Que no es mi amante, Cristina!-exclamó eufórico, su amiga lo molestaba todo el tiempo con eso. El castaño noto todas las miradas posadas sobre el y escucho un par de murmullos por parte de los adolescentes, pero los ignoro.-No es mi amante...-murmuró sonrojandose.

-Pero igual te gusta y te gustaría que fueran amantes, ¿no es así?

-Nunca me ha gustado alguien, no se lo que es que alguien me guste.-dijo un poco confundido.

-Entiendo...¿que mierda sientes cuándo estas cerca de el o cuándo te abraza o se tocan?-preguntó intrigada, aunque sus palabras tenían doble sentido, pero el castaño no capto aquella indirecta.

-Solo se acelera mi corazón.-la azabache sonrió de lado.

-¿Como lo consideras física y psicológicamente?.

-Sere sincero, físicamente es muy atractivo, y la mayoría de las veces me quedó como estúpido observandolo. Y bueno, el es muy cariñoso, es amable, gracioso, le gusta ayudar y...-fue interrumpido por la azabache.

-En definitiva amigo mio, te gusta.-dijo como si fuera lo más obvio del mundo.-Por la manera en la que el brillo de tus ojos cambía cuándo hablas de el, se nota mucho que si te gusta.

-No lo había pensado de esa manera...-murmuró el castaño.-Pero es imposible, no tengo ninguna oportunidad, yo no podría gustarle a el. Soy un niñato, nos llevamos por casi diez años.-nuevamente parecía decaído.

-Nada es imposible.-murmuró la azabache.

El resto del camino ambos se quedaron en silencio mirando por la ventana, Diego estaba más triste que cualquier otro día, solo de pensar en el adulto su corazón se aceleraba y ahora el adulto estaba en su mente todo el día. Al llegar al instituto ellos esperaron que todos bajaran del autobús para bajar solos, El primero en bajar fue Diego, pero se tropezó y callo al suelo dándose un fuerte golpe.

El hombre que me salvo [BL].Où les histoires vivent. Découvrez maintenant