CAPITULO 45

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Estaba frente al espejo, maquillándome para salir. tamara había quedado en pasar por mí a las diez y de allí iríamos a la fiesta de Emma. Steven no quiso acceder a pasar por mí más tarde de las tres de la mañana, y por más que había insistido durante toda la semana. No me dejó.

-Muy corto.-sentí que decía desde el umbral de la puerta.

-Eres fastidioso,O'Connor.-me quejé.

-Habías dicho que podía elegir que te pondrías y prefiero que vayas de vaqueros.

-No, gracias.-terminé con el maquillaje y volteé a verlo.- ¿Qué harás tú?

-Mi esposa me ha dejado solo durante toda la semana y Tom me ha invitado a jugar cartas en su casa.-sonrió y se acercó a mí. Acomodó un mechón de mi cabello.- Compórtate, ¿si?

-Steven, ya te dije, no haré nada malo.

-Por favor.

-Lo prometo.-bufé.- Vas lindo.-sonreí.

-Creo que lo dices por compromiso.-rió.

-No creo eso.-dije y besé sus labios. Sonrió.- ¿Cómo me veo?

-¿Hace falta que lo diga?-preguntó. Me sonrojé.- Hermosa.-concluyó y me sentí completamente halagada.

-Son las diez menos veinte. Creo que debo apurarme.-dije y me alejé de él. Se apoyó en la pared y siguió mis movimientos con la vista.

Me eché unas cuantas gotas de perfume y acomodé nuevamente mi cabello. Tomé mi bolso y metí el celular junto con algunas cosas que me harían falta. Volteé a ver a Steven y me sonrió.

-Me da la sensación de que estas triste.-dije y me acerqué a él.- ¿Vamos abajo?

-Vamos.-dijo al tiempo que yo tomaba su mano.- No estoy triste.-me aclaró mientras bajábamos las escaleras.- Solo que estará lleno de adultos irresponsables locos y tú estarás allí, con ese vestido durante cinco horas.

-No seas tonto.-reí.

-Aparte, nunca nos hemos separado más que para que tú vayas a trabajar , y se que allí estás segura, aparte...-se quedó en silencio.- Oh, vamos amor , no vayas allí. Quédate conmigo y vemos películas, juntos.-hizo pucheros.

-Pareces un niño.-dije y reí.- El próximo fin de semana.-prometí.- Cuando estrenemos la casa nueva.-sonreí.- Puedo pedir permiso en el trabajo y hacemos noche de películas con refrescos y palomitas de maíz.

-Me gusta la idea, pero ahora, vamos.-volvió a hacer pucheros.

-No, ahora iré a la fiesta de Emma y el próximo fin de semana hacemos eso.

-Ok.-dijo no muy convencido. La bocina de un auto se hizo notar.

-Debo irme.-besé sus labios.- No pongas cara larga, Steven.-reí. Volví a besarlo pero esta fue un poco largo y me tomó por la cintura.

-Por favor, quédate.-murmuró sobre mis labios.

-Créeme que me está tentando la idea, pero no.-me separé de él.- Te veo más tarde.-corrí a la puerta.

-¡Eleanor!-me gritó al momento que estaba por cerrar la puerta e irme de allí.

-¿Qué quieres?-asomé la cabeza para verlo y sonrió tímidamente.

-Te quiero.-pronunció. Sonreí y volví corriendo a él. Lo besé.- Mucho.

-Yo también te quiero, Steven.-dije sobre sus labios.- No me hagas las cosas difíciles.-casi supliqué.

-Te cuidas.-me gritó antes de que yo saliera de casa.


Por un momento, casi me echo atrás y me quedo con Steven. Pero, tenía ganas de salir con las chicas y bailar un rato a la vez que conocía gente. Tenía ganas de estar con Steven, definitivamente, la relación era hermosa. Cuando volviera de la fiesta, iba a hacerle saber que yo lo amaba, de una u otra manera, él, iba a decirme que me amaba también.


-¡Están hermosas!-gritó Emma en la puerta de su casa. Tamara y yo sonreímos.

-Tú estas que deslumbras.-le gritó Tamara a causa del ruido que habia en el lugar.

-Oh, gracias.-dije yo con emoción.

-Vamos, entren.-nos hizo pasar a la hermosa casa.


Era una casa de ladrillo visto, dos pisos y terriblemente grande con un hermoso parque. Estaba totalmente repleto de gente y los vasos junto con platos en el suelo, daban a entender que eso ya había comenzado y que terminaría peor. La música estaba al máximo y todos las personas de mi trabajo estaban ebrios.

-Vamos a embriagarnos y olvidar todo.-dijo Tamara tomando una botella de cerveza.

-No, yo paso.-dije y reí. Tamara alzó los hombros.

-Aguafiestas.-gritó Emma y le quitó la botella a Tamara para luego colocarla sobre sus labios y beber.- Oh, si, esto está genial.-gritó.


La noche se hacía más profunda a medida que las agujas de reloj avanzaban. Tamara estaba durmiendo sobre uno de los escalones, mientras que Emma reía animadamente sentada en el regazo de un chico que la tocaba sin piedad alguna. Me senté en el sillón, al lado de una pareja que parecía estar desesperada por un beso. Reí, era una de las pocas personas sobrias por allí. Recién a las dos y media de la mañana, la fiesta estaba acabando, por culpa de todos los que habían abusado del alcohol. Se podía decir que era la mayoría de los chicos y chicas del trabajo. Había gente en el suelo y otras que bailaban animadamente mientras movían las caderas con entusiasmo. Un chico, rubio de ojos marrones, se acercó a mí y me sonrió.

-Eres la chica nueva.-afirmó. Asentí.- Soy  Ian.-me dijo. Hice una mueca.- Oye, ¿quieres ir afuera? Es que aquí, es mejor que dejemos a ellos solos.-dijo y rió.

-No, gracias. Estoy bien aquí.

-Que mala onda.-dijo y me ofreció su trago.- ¿Quieres?

-No, gracias.

-Anda, es solo licuado.-dijo. Lo tomé.

-No es solo licuado.-le reproché luego de olerlo.

-Vamos afuera.-cambió de tema. Me puse de pie y lo seguí hasta el jardín.- ¿Cómo te llamas?

-Eleanor.-dije. Me sonrió.- ¿Qué es esto?-pregunté luego de tomar un poco.- No sabe nada mal.

-Es piña colada con algo que de verdad no sé que es.-rió.

-Da igual, me gusta.


En algún momento, para mi, el tiempo dejo de correr. Saber en dónde estaba se me hizo imposible y la hora pactada con Steven parecía no llegar. Me dolía la cabeza y sentía que iba a vomitar en cualquier momento. Tomé mi móvil y le marqué a Steven.

-¿Hola?-preguntó entre risas.

-¡Steven!-casi grité.- ¿Puedes venir por mí?

-Claro que si, cariño.-dijo dulcemente.- Estaba despidiéndome de Tom para ir a buscarte.-me informó.- ¿Te sientes bien?

-No, así que, por favor, apúrate.-dije antes de colgar y sentarme en una banca.

Ian había desaparecido en algún momento que se me hizo imposible recordar. Até mi cabello en una coleta y respiré profundamente. La música se alejaba y los murmullos ya no estaban al alcance de mi escucha. Volví a tomar mi móvil y este resbaló hasta el suelo. Bufé y me eché contra el respaldo de la banca. Estaba asustada por lo que sentía y no podía tomar mi móvil para apurar a Steven. Tomé un poco de fuerzas y estiré el brazo. Agarré el móvil y volví a marcarle.

-¿Qué es lo que sientes?-preguntó asustado. Mis manos temblaron.-Eleanor, responde.-dijo Steven insistente.- Estoy llegando.

-Apúrate.-suplique.- Necesito verte, ahora.

-Ya, ya, cariño, tranquila.-dijo suavizando su voz.- Estoy aquí, ¿puedes ir a la puerta?

-No puedo moverme de aquí.

-¿Dónde estas?-preguntó y escuché el cerrar de la puerta del auto.

-En el jardín trasero de la casa.-dije y sentí como sudaba.- Tengo miedo.

-No cortes la llamada y dime por dónde debo entrar.

-La puerta principal está... está... abierta.-respiré entrecortadamente.- Entra y si caminas derecho hasta el fondo, está la puerta del jardín.-le indiqué.

-Si.-dijo fugazmente y luego sentí como la llamada se cortaba.


Cerré los ojos y segundos después unos fuertes brazos rodearon mi cuerpo. Respiré profundamente y pude sentir su masculino perfume. Rodeé su cuerpo con mis brazos y me tomó entre sus brazos para luego besar mi mejilla.

-¿Qué has tomado?-preguntó.

-Piña colada con algo.

-¿Algo que?-insistió.

-No lo sé, solo me lo dieron.-dije y abrí los ojos para encontrarme con su mirada sobre la mía.- Me siento mal, Steven.

-Tranquila, mi amor.-dijo acariciando mi cabello.- Voy a llevarte al hospital, de seguro esa bebida tenía algo.

Cerré los ojos nuevamente, mi respiración era agitada y sentía las gotas de sudor por mi frente. Steven se movió de allí y pronto me recostó en el asiento trasero del auto. Murmuró algo que no pude comprender y tras cerrar la puerta trasera, se acomodó para manejar.

-¿Háblame si?-dijo poniendo en marcha el auto.- No te duermas, Eleanor.

-Tengo miedo.-susurré casi inentendiblemente.

-Vas a estar bien, lo prometo.-el auto comenzó a andar.- Canta una canción, murmura algo, hazme saber que no duermes.-sonaba nervioso.- Por favor, Eleanor.

-'Just look at us now, cuz everything start from something...'-respire profundamente.

-'Something will be nothing...' Vamos, canta,Eleanor.

-'Nothing if your heart didn't dream with me'-casi perdí todo el aire que me quedaba y sentí como Steven frenaba de golpe.- Steven...-murmuré.

-Cállate, Eleanor.-gritó.- Dios, todo tiene que ocurrirnos a nosotros. No he hecho nada malo.-se bajó del auto.- No es tu culpa, algún imbécil, de seguro tiró algo en tu bebida y no me sorprendería que fuera una pastilla.-me tomó en brazos y besó mi mejilla.- No quiero que vayas más a trabajar son todos unos inmaduros ahi.

-Pero Steven...-quise reprochar. Mi estomagó se retorció.- Duele.

-Vamos a entrar, así que ya no digas nada y relájate.-casi me ordeno.

-No te vayas.

-Estoy aquí, amor.-dijo dulcemente.

Luego de eso, no recuerdo más nada. Mis sentidos dejaron de funcionar. No sé cómo, por qué, cuándo y en qué momento había ocurrido todo aquello. Sentí un calido beso sobre mis labios y luego me hundí en una profunda oscuridad.  

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La Bella y La BestiaWhere stories live. Discover now