CAPITULO 49

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  El sol dio justo sobre mis ojos y lo primero que hice , fue cubrirme con las sabanas. Steven se quejó y aflojó su agarré contra mi cuerpo.


-Quieta Eleanor -gruñó-. Intento dormir.

-Entonces cierra esa cortina y vuelve a la cama.

-Ciérrala tú-murmuró roncamente.

-Tú.

-A mi no me molesta, ciérrala tú.

-Entonces voy a darte la espalda-dije revolviéndome entre sus brazos. Gruñó.

Un vacío se apoderó de el lado de Steven y cuando el sol ya no daba más sobre la cama, el vacío fue reemplazado por el cuerpo que tanto placer me brindaba por las noches.

-Listo-murmuró y me abrazó por detrás-. Ahora si, buenos días amor.

Reí antes de responderle.

-Buenos días Steven.

-¿Cómo has dormido?

-Acostada.

-Oh, has despertado de payasa-rió.

-Ayer eras tú el payaso.

-¿Yo?

-Si, tú.

-No, yo no.

-Si, tú.

-¿Quién es 'tú'?

-Mi esposo-respondí entre risas.

-¿Y a ese quien lo conoce?

-Ya, basta-reí-. Luego me dices payaso a mí.

-Hey, estaba jugando.

-Tú siempre juegas-dije casi como un quejido. Rió.

-Anoche no te quejabas de mis juegos-murmuró y besó mi cuello.

-Te sobrepasas.

-No vamos a pelear Eleanor-rió y volvió a besarme.



Media hora después, nos encontrábamos escaleras abajo tomando el desayuno, juntos. Steven observaba la televisión con atención y yo, lo observaba fruncir el ceño tras una noticia. Reí.

-¿Y lo divertido?-preguntó sin mirarme.

-Tus gestos.

Desvió su mirada del televisor y me observó a mí. Juntó sus ojos mirando su nariz y rió.

-Estás loco.

-Claro, solo yo-se quejó y juntó su silla a la mía-. ¿Qué haremos hoy?

-No lo sé-alcé los hombros-. ¿Qué quieres estrenar hoy?

Rió antes de contestar:

-Podemos estrenar la piscina.

-Estamos en primavera y no hace mucho calor para piscina-respondí. Se encojió de hombros.

-Estrenemos la cocina.

-Ya está estrenada.

-No.

-Si.

-No.

-Si.

-¡Ya!-gritó haciéndome sobresaltar. Rió-. Me has contagiado esa locura.

-¿Quieres que cocinemos?

-No, quiero que juguemos a las cartas sobre la estufa.

-Oh, si, te has tragado un payaso.

-¿Nada mejor que decir?

-No-reímos.

-Tengo una idea genial-me informó. Hice señas de que hablara-. Podemos cocinar, juntos, y luego cenar a la luz de la luna, en la terraza.

-Me gusta-le sonreí.

-Entonces hagámoslo.


Llegada las siete de la tarde, Steven se colocó un delantal y me pasó uno a mí. Me recogí el cabello en una coleta y comenzamos a cocinar.
Steven pretendía hacer una pizza casera. Pero al parecer, hacer la masa, no era su fuerte.
Harina por aquí, harina por allá. Cocina, comedor y las escaleras. Steven tomaba de puñados y me dejaba blanca tras el polvo. Yo, por mi parte, esperaba que se distrajera y lo dejaba lleno de harina, blanco como la leche. Reía y comenzaba a perseguirme por todos lados con la bolsa.

-Controlaré la pizza mientras tú te duchas y te vistes-me dijo. Le sonreí-. Luego tú puedes poner la mesa mientras yo me ducho y me visto.

-Claro que si-respondí y besé sus labios.

-Beso enharinado-gritó. Reí ante su estúpido comentario y corrí escaleras arriba.

Me metí a la ducha y tardé más de quince minutos. No recomiendo a nadie que aplique harina sobre su cabello. Salí de la ducha y me encontré al blanco de mi marido parado frente a mí.

-Eres raro-reí.

-Se dice blanco, Eleanor-me corrigió con gracia.

-Ya, ve a la ducha-dije riendo. Se acercó a mi para besarme y me aparté-. Ni se te ocurra.

-Un beso no se le niega a nadie.

-A nadie limpio.

-Bueno, bueno-se quejó y entró al baño.

-Apúrate porque la pizza va a enfriarse.

-Bueno-gritó desde adentró.

Me coloqué un vestido con sencillez y me maquillé ligeramente. Bajé las escaleras y preparé la mesa como habíamos quedado con Steven. Alrededor de veinte minutos pasaron cuando Steven bajó con una camisa a rayas y un pantalón negro.

Nos sentamos en la mesa y disfrutamos de la pizza.

-No está tan mal-dijo cuando tomaba de su jugo.

-A mí me gusta-le sonreí-. Deberíamos cocinar más seguido.

-Oh, no-dijo y sonrió-. Me gusta cocinar contigo pero... ¿has visto cómo ha quedado la casa entera?

-Ha sido solo la planta baja-reí.

-Lo haremos a menudo, pero no tan a menudo-rió.

-Eres un retrasado mental.

-Agresiva.

-¡Oye! ¿Qué te ocurre?

-Tú me has...-se quedó en silencio y luego estalló en risas-. ¿Es que has visto la estupidez que tenemos encima?

-Es tú culpa Steven-dije riendo.

-Eres tú la que me vuelve loco.

-Hey, no es mi cul...-me quedé en silencio-. Tú a mi, Steven-sonreí y le hizo gracia.

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BUENO BUENO BUENO ESTO ES TODO POR HOY , SE QUE SEGURO ME MATARAN POR SUBIR CAPÍTULOS TAN CORTOS PERO YA MAÑANA TENDRÁN CAPÍTULOS MAS LARGOS , ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO NO SE OLVIDEN DE VOTAR SI LES HA GUSTADO , NOS VEMOS MAÑANA 

LOS AMO

                              -ERIKA

La Bella y La BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora