Capítulo VII - "Hora Cero" (Final)

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- ¿Qué está ocurriendo? - Pregunto Johnny a Grim cuando este apareció frente a ellos, tragando velozmente los pedazos de tarta de arándanos que se había llevado a la boca instantes atrás.

El piso temblaba con cada explosión que se escuchaba a la distancia y los sirvientes corrían de un lado a otro, gritando debido al pánico que les provocaba la situación.

- Es Eris... ¿No es así? - Dijo Jack previendo la respuesta del encapuchado.

- Es lo más probable, aunque aún no la hemos visto. Sin embargo, no podemos confiarnos, debo llevarlos a un lugar seguro por el momento.

- Espera... ¿No se supone que deberíamos enfrentarnos a ella?

- No, si pudo evitarlo... Deben entender, más allá de los logros y acciones que hayan hecho en el pasado, Eris es una Diosa, su fuerza y habilidades superan incluso las mías. La única persona que puede detenerla es Mandy, su entrenamiento fue para que puedan defenderse de lo que sea que utilice como tropas... A mí tampoco me agrada dejarla pelear sola, pero es lo único que podemos hacer...

- Entendemos. - Dijeron Jack y Johnny al ver la consternación con la que hablaba él y la validez de sus palabras.

- Gracias... Ahora síganme, aunque... Tendremos que correr. - Dijo el encapuchado mientras observaba a Jack y su prominente vientre.

- Eso no será un problema. - Dijo Johnny antes de tomar a Jack y levantarlo con sus brazos, haciendo que este se sujetara de su cuello para tener mayor estabilidad.

A pesar del tamaño de su vientre, para los brazos de Johnny, Jack no se sentía más pesado que la primera vez que lo levantó y éste se le hacía increíblemente cómodo el que lo cargara, después que lo conoció aquella vez en el parque de la ciudad Aron, no habían pasado más que un par de horas separados, el estar en sus brazos de esa forma era muy confortable y llenaba por completo su corazón.

Grim empezó la marcha en dirección al bosque y se introdujo por un camino oculto que se asemejaba a un pasillo con techo descubierto debido a que estaba rodeado casi en su totalidad por altos arbustos que los conducían en una sola dirección. Durante varios minutos estuvieron corriendo por ese extenso camino hasta que llegaron a una antigua fortaleza de piedra. La maleza la cubría casi en su totalidad, evitando que se distingan las figuras talladas que poseía en sus paredes y las imponentes tallas de demonios que la decoraban.

- Aquí solían guardarse algunas de las reliquias más importantes del Señor del Inframundo antes de que Mandy ordenara a hacer la mansión y le otorgara un ala completa para su uso personal. Está abandonado desde hace casi diez años, pero servirá como un buen refugio hasta que resolvamos esta situación.

- Ya puedes bajarme, si quieres... - Dijo Jack un tanto sonrojado. Mientras avanzaban hacia la entrada de la imponente edificación.

- ¿Y si no deseo hacerlo? - Respondió Johnny con una pícara sonrisa en el rostro. La idea de no haber podido compartir con su amado los últimos días del muy acelerado embarazo lo mortificaba. Desde que supo la hermosa noticia, había querido ser testigo de cada preciado momento, no lamentaba haber ido al abismo, pero de saber que iba a tardar tanto... En fin, desde el instante en que vio esa lágrima recorrer el rostro de su amado, se había jurado no volver a perder un segundo de felicidad con él, pasara lo que pasara.

- Johnny... - Replicó Jack a modo de regaño mientras sonreía aún más fuerte y se sonrojaba por el hecho de que su guía los escuchara.

- Muchachos, no es hora de jugar... - Dijo Grim mientras avanzaba hasta llegar a la entrada de la estructura y viendo de reojo como Johnny bajaba a Jack para que este pudiera caminar por su cuenta.

Un Pequeño MilagroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora