9.- Nacho

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Tomamos la micro y estaba casi lleno, por suerte alcanzamos asientos y poquito a poco la micro se fue llenando. En quince minutos la wea estaba LLENA.

— Que hace calor — murmuró el Ignacio sacándose la corbata y desabrochándose los primeros dos botones de la camisa.

MIJITO RICO
MIJITO RICO
LALALALALALALALALALALA

Ya, me calmo.

La micro estaba tan llena que la gente que estaba en el pasillo se tambaleaba a cada movimiento, a mi no me afectaba porque iba sentada, pero comenzó a hacerlo cuando una señora, no muy flaca que digamos, se puso a mi lado, por que si cabras, pa mi mala cuea estaba al pasillo.

Lo peor fue cuando la micro paso por un lomo de toro, no se imaginan como sufrí.

La señora se cayó de guata encima mio y les juro que me quedé sin aire en menos de cinco segundos.

— Ign...nacio nn-o res-pi-piro — le dije sin aire. La señora me estaba haciendo cagar la espalda mas encima.

— ¡Señora cuidao! — dijo el Ignacio llamando la atencion de unos pocos. Lo mas estúpido es que la situacion me daba gracia y me reía, bueno, o eso trataba pues la vieja me dejaba sin aire asi que salía como risa de pito.

GABRIELA 2 - YETECIDAD 1

Al final la gente paró a la señora y respiré hondo, tanto que me ahogué. Cuando me recuperé miré al Ignacio y me cagué de risa a lo que él me acompañó después.

— Gabi cálmate po — me dijo medio riendo — Te vai a volver a ahogar.

— Calmao es que ASDFGSJHDKFK — si, así era mi risa, o algo parecio.

Inhala
Exhala

— Ya — le dije más calmada.

Cuando llegamos a su casa una cabra chica -su hermana- le empezó a reclamar que tenía hambre y no lo dejó tranquilo.

— Eeeh, Gabi esperame un cachito, voy a hacerle algo a la Pía — dijo parándose y yendo a la cocina. Puta dejen de cagarme la onda :(

Al rato volvió y su hermana ya no estaba, aleluya.

— Sorry — se disculpó — ¿En que estábamos?.

— En que ibas a ir a buscar la pintura y las brochas — contesté parándome del sillón.

— Acompáñame.

[...]

— Entonces, esto va rojo y esto blanco— repitió el Ignacio medio confundio. Habíamos salido al patio para no ensuciar nada.

  — Si, porque todo blanco es muy sucio po, además el rojo es muy lindo— le dije.

— Es el color del amor— dijo pintando con cuidado de no pasarse a la tabla que iba de color rojo.

— También— contesté media atorada. Puta que es lindo este weon. Los dos pintábamos con cuidado y, cuando terminé de pintar las partes que eran rojas me puse a marcar y a recortar los corazones en el pliego de cartulina roja.

— Gabi.

— Dime — contesté más concentrada que la conchelalora. Era un cero a la izquierda en manualidades.

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