20.- VACACIONEEES.

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— ¿Hija?— me preguntó — ¿Y este quién es?— volvió a preguntar ahora mirándolo a él.

— Ah papi, es mi pololo— le dije de una. ¿Pa que darnos tantas vueltas? Era mi pololo y punto. El Ignacio me soltó y le dio la mano a mi papá, el pobre casi se queda sin brazo.

— ¿Cómo te llamai?

— Ignacio— contestó. ¿Cómo es que no estaba nervioso? Cuando mi papá conoció por primera vez al Fabi íbamos como en quinto básico y casi se mea. A día de hoy le sigue dando miedo al weon.

— Yo soy el Eduardo, el papá de la Gabi.

— Mucho gusto, yo soy el pololo de su hija.

— ¿Edu? ¡Oye! ¿No matis al pobre niño de susto queri? — reclamó mi mamá — Hijito se va a quedar a comer con nosotros?

AH NO ¿CÓMO PODÍA PREGUNTARLE ESO? ¡NO SE VALE! Ahora todo porque esta mi papá no nos vamos a poder ni dar un misero beso. Miré a mi mamá y me hizo una seña de que me quedara tranquila.

No me gusta esto.

— ¿Puedo? O sea, si al papá de la Gabi no le molesta — contestó.

— Obvio, dale noma — contestó. Conchetumare, siento la testosterona peleando en el ambiente así brigi3.

[...]

— ¿Y van los dos en el mismo curso?

— Si. Desde primero básico — mierda Ignacio no seai tan específico que más rollos se pasa mi papá.

Justo ahora necesito que algo pase para distraer a mi papá.

¿Me hago la muerta?
¿Finjo demencia?
¿Finjo un ataque epiléptico?
¿QUÉ HAGO POR LA CHUCHA?

Ya, si no es taaaaan malo, tarde o temprano se iban a conocer.

Tu tranquila.

— Gabi acompáñame a buscar el postre — me dijo mi mamá. Puta ya, hasta aquí llegamos, chao Ignacio un gusto ser tu polola por cinco días, no vimo'

Saqué la leche asada del refri y la serví. Tss mi mamá dijo ayúdame y no hizo ni una wea.

— Perdón Kathy, pero me tengo que ir. La Rocío me llamó — dijo poniéndose de pie.

— Pucha papá, ¿Cuando vai a venir de nuevo? — le reclamé. Ahora nos venía a ver super poco.

— Para las vacaciones de invierno nos vamos a ir de camping ¿Ya?

— ¡Bacan!

— Un gusto don Eduardo — se despidió el Ignacio tendiéndole la mano.

— Cabro, dime tío o tío Eduardo nomas.

— Está bien, tío.

Mmm... ¿Qué pasó aquí? La testosterona todavía no se sacaba la chucha con la otra ¡DEVUÉLVANME MI PELEA SEÑORES! Me siento terrible estafada.

— Chao hija, te quiero. Nos vemos después — se despidió de mi con un beso en la frente — Chao Kathy, nos vemos — y se fue, cerrando la puerta.

— Pucha que es buena onda tu papá — comentó el Ignacio abrazándome.

— ¿De qué conversaron cuando me fui a la cocina, ah? — pregunté, dejándome abrazar por la espalda por sus brazos.

— Nada, cosas de hombres — me guiñó el ojo.

— ¡Ignacio! ¿Querí ir con nosotros al camping en las vacaciones? — preguntó mi mamá de la nada.

Weona yeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora