CAPÍTULO 7

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Cuando alcé la cabeza, vi a un hombre de unos cuarenta y tantos o cincuenta y pocos años. Con el pelo corto y rubio, empezando a llenarse de cañas y con unos preciosos ojos grises. Tenía una estatura mediana y era entre gordo y flaco, un termino medio.

Me quedé paralizada, mirando lo a esos ojos grises y al parecer el hacia lo mismo.

Luego dejó de mirarme para decir —¿Para que habéis venido a mi palacio, el palacio del rey Dayan?—Dijo el rey presentándose y exigiéndonos alguna explicación, para saber el porque de haber perturbado la paz de su enorme palacio.

—Pues hemos venido porque... no sabia a donde podía ir, yo solo quiero encontrar a mi padre, que no ni su nombre, ni nada de el —dije pensando que no sabia nada de mi padre porque mi madre y mi abuela nunca me habían querido contar nada acerca de él. Y tampoco sabia como contarle al rey que ella también tenía las mismas alas que el, según Will, a si que en canvio dije —Solo quiero explorar un poco, nada más si lo encuentro bien, si no buscare la manera de irme.

—Yo no se quien es tu padre pero si queréis os puedo dejar una habitación para que os podáis quedar para buscar por aquí a tu padre ya que esta empezando a oscurecer —Nos dijo Dayan ofreciéndoles asilo, aunque no parecía que le gustaran mucho las visitas

En ese momento miré a Will, preguntándole con la mirada si nos quedábamos o no. Y este le hizo un gesto afirmativo con la cabeza.

Dayan nos llevó por un mar de pasillos, hasta una parte del palacio que parecía de una edad mas moderna que el resto de aquel mundo. Una que se parecía mas a mi hogar y me agrado la sensación de familiaridad que me expresaba.

Y luego nos indicó una habitación a cada uno. Nos aviso de que cuando estuviesen lo suficientemente cómodos que bajaríamos, que el nos esperaría para comer.

Me despedí de ellos y entré en la habitación en la que iba ha dormir. Una enorme habitación, casi tan grande como la sala en la que estaba el trono estaba ante mi. No me lo podía creer, ¿Esa inmensa habitación era para mi?

Sus paredes era de un azul cielo muy claro, color que me encantaba, muy parecido al de mi habitación de casa. Su suelo era de un blanco parecido al de la entrada.

Nada más entrar, lo primero que vi fue, una enorme cama en la que no se me ocurrió otra cosa que hacer, que dar un salto de cabeza a ella. Luego de eso me quede mirando el resto de la habitación, había un enorme balcón que daba a una inmensa playa que había detrás del palacio. Un armario, como en toda habitación, solo que yo no había traído nada para cambiarme y mi ropa empezaba a oler mal y estaba rasgada en algunas partes. También habían un sillón y poco mas, lo que si que había era un montón de adornos cuya función era esa, adornar nada más.

Y en la enorme cama en la que me encontraba, lo único que se me ocurrió hacer fue dar una larga siesta, no me importaba no haber comido, y no me acordaba de que me esperaban para ello.

*****

Cuando desperté, ya estaba atardeciendo y aunque tenía muchas ganas de comer algo, no me pude hacer a la idea de no ir a explorar aquella inmensa playa que se veía desde mi habitación.

Así que decidí salir de mi cuarto e ir a la playa, para ver como era. Mientras iba por los largos pasillos del palacio, intenté hacerse un plano mental, para cuando me llegara la hora de volver, poder encontrar el camino a mi habitación.

Cuando llegué fuera del palacio, me dirigí a la parte de atrás de este. Una vez en la playa me dí cuenta de una maravillosa y alucinante mezcla de colores, que cubrían el cielo, el sol se estaba poniendo.

Por esa razón solo di un corto paseó y luego volví al palacio para ver si encontraba la manera de volver a mi habitación.

Cuando llegué me di una ducha, y al salir envuelta en una toalla me fui a por mi ropa. Al cogerla me di cuenta de que estaba algo rasgada y olía mal. Luego se me ocurrió mirar en el armario para ver si había algo que ponerme, y en efecto, el armario estaba lleno de hermosos vestidos.

Me decidí por un precioso vestido azul, con la parte de arriba con forma de corazón y decorada con unas hermosas piedrecitas que parecían diamantes, y una falda lisa y larga.

Me cepillé el pelo y me acerqué al balcón a mirar otra vez como el sol ya no se veía casi en el horizonte mientras mi pelo y vestido ondeaban al viento.

Al salir de mi habitación y me dirigí a la que estaba a mi lado, que era la Will.

Will:

Escuché a alguien llamar a la puerta y fui a abrir. Me quedé embobado al ver a Celeste con ese espectacular vestido y lo bien que le quedaba —Wow — fue lo único que pude murmurar

Ella no le presto mucha atención  a mi comentario —¿Vamos a comer?

Dejé de mirarla para decirle —Vale, porque tendrás hambre después de no haber comido —asintió y cerré mi habitación para dirigirnos al salón.

Después de muchas vueltas por fin llegamos y allí nos encontramos con el rey ya sentado...

Un Mundo Mágico (Pausada)Where stories live. Discover now