[STILES]
Me hubiera gustado decir que el regreso a casa fue mucho más tranquilo que... Bueno, que toda esa mierda que nos había pasado en general. Pero parecía que ese era el día de que todo lo que espero que no pase pasara.
En primer lugar, para que Micaela recuperara sus poderes tuvo que destruir aquél trozo de roca que en un principio era azul y que en mi bolsillo -dentro del cual había aparecido mágicamente cuando regresé a mi cuerpo- se había vuelto negra como el carbón. Al destruirla, esta emitió un horrible chillido, como el sonido que se obtiene cuando intentas partir un trozo de hojalata. Lo cual, obviamente, le dio nuestra posición a cada bicho raro que estuviera cerca.
Cuando la Nigromante me apretó el brazo y nuevamente nos transportó a nuestro tiempo, la hermosa era del Internet, aparecimos sentados en el suelo del bosque y, a los pocos minutos, ya tenía a Derek aferrado a mí. Al parecer nos habían estado buscando todo ese tiempo y, para nuestra suerte, estaban cerca.
- Tenemos que irnos ahora mismo -Dijo súbitamente la Nigromante.
Derek la observó por unos segundos y luego me ayudó a levantarme, los tres comenzamos a alejarnos lo más rápido que pudimos. Aunque ya era tarde, un escalofrío que recorrió mi columna me hizo saber que ya nos habían encontrado.
Lo que confirmo mi mal presentimiento fue que una enorme nube negra apareció frente a nosotros, materializándose allí la mala copia de Derek, el cual tenía varias cicatrices por todo su rostro. No entiendo que tiene este tío con verse como Derek, mi Sourwolf es único y nadie debería tener derecho a tener su rostro, mucho menos este idiota.
- Vaya que eres un bastardo difícil de atrapar, niño -Gruñó el falso Derek.- Me sorprende que con un cachorro en el horno puedas correr tanto.
Pude ver por el rabillo del ojo como Derek se me quedaba observando perplejo, pero yo no desvié la mirada de aquél maldito, el cual ahora sonreía de forma torcida, provocando que las heridas de su rostro se abrieran aún más.
- Por la sorpresa en el rostro de tu perro, creo que no sabía de que llevas a su hijo en tus entrañas -Dijo con una voz que no se parecía en nada a la de Derek, era chillona y horrible, daba ganas de arrancarse los oídos.- Y por tu cara, tú tampoco estabas enterado.
- Ya tenía la suposición en mente -Le respondí mirando de reojo a la Nigromante, la cual estaba más seria que nunca.
- ¿Es un embarazo no deseado? -Nadie respondió.- Tranquilos, yo me encargo de quitarte a ese engendro del estómago.
- Sobre mi cadáver.
Me sorprendí cuando Derek se colocó frente a mí luego de decir eso, mientras observaba su espalda pude ver como todos y cada uno de sus músculos estaban tensos. Lo cual me dejaba bien en claro que no estaba muy feliz con lo que acababa de escuchar, lo cual me alegraba.
- Pues si así va a ser... -El falso Derek sonreía mientras observé como sus heridas se curaban.- ¿Cuándo te mate, te molesta si me quedo con tu rostro?
Ante aquél intento de chiste que para nada fue gracioso, Derek gruñó y se lanzó encima del Derek falso. El cual le recibió con unas extrañas garras fuera.
La Nigromante y yo intentamos interponernos, cuando nuevamente fuimos rodeados por un círculo de humo negro y, de este, se materializaron varios de los amigos de el maldito Derek falso.
Micaela contra mi espalda y ambos nos quedamos viendo fijo a los respectivos sujetos que teníamos en frente. Entre ellos una mujer realmente fea, con aspecto de estar en descomposición, que miraba a la italiana.
