Capítulo 25

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    Como cada lunes a primera hora, Zayn se encontraba acostado sobre su mesa, con la cabeza descansando en sus brazos y a punto de dormirse. Con una traviesa sonrisa, Niall extrajo su lápiz más afilado del estuche y pinchó con él al muchacho en el cuello.

    -¿¡A qué ha venido eso!?-exclamó enfadado el moreno mientras se frotaba la dolorida nuca.

    -Lo he hecho por ti-se justificó el rubio, componiendo una falsa expresión de arrepentimiento a la vez que levantaba las manos-, para que no te regañen si te ven dormido en clase.

    -Sí…claro que sí-respondió Zayn, mirando a su agresor con los ojos entrecerrados-. ¿Tengo que darte las gracias también?

    El muchacho pareció considerar la pregunta un momento mientras mordía pensativo el extremo del lápiz.

    -Sólo si crees que debes hacerlo-contestó al fin, encogiéndose de hombros, con aquella sonrisa traviesa aún atravesando su rostro.

    -He visto los deliciosos pastelitos de chocolate que traes en tu mochila-amenazó el mayor, bajando la voz-…sería una pena que te los quitara antes de que pudieras comértelos, ¿no crees?

    La sonrisa del muchacho desapareció, sustituida por una expresión horrorizada.

    -No lo asustes Zayn-dijo divertido Harry, que contemplaba la escena sentado a su lado, en uno de los extremo de la larga mesa que ocupaban en el aula de religión.

    El moreno se giró hacia él, soltó un bufido de resignación y obedeció, aunque no sin antes volverse de nuevo hacia Niall y relamerse los labios, como si disfrutara de los dulces del muchacho. El rubio recogió asustado su mochila del suelo y se la confió a su novio, sentado en el extremo opuesto al de Harry.

    -Ten cuidado Li-le advirtió-, quiere robarme la comida.

    Zayn ignoró al chico y fijó la mirada en el anciano profesor, que se paseaba tranquilo frente a la pizarra. Mark Stewart, jubilado pocos años atrás, se había negado a abandonar la enseñanza por completo, así que el director le había concedido la oportunidad de quedarse en el St.Michel Lloyd como maestro de religión.

    El pelo blanco, aunque abundante, y las escasas arrugas que rodeaban su boca y ojos eran todas las señales que el paso del tiempo había dejado en el hombre, que aparentaba menos edad de la que en realidad tenía.

    Mr. Stewart narraba en aquel momento una historia sobre las cruzadas que enfrentaron a los musulmanes y a los cristianos durante la Edad Media. Los ojos le brillaban de emoción mientras hablaba, demasiado inmerso en el relato como para darse cuenta de la falta de atención de sus alumnos.

    El moreno perdió el interés, aburrido con la clase. Si se había apuntado a religión a pesar de sus creencias era para poder hablar con sus amigos, así que se giró hacia Harry y le llamó con el dedo.

    -¿Por qué algo me dice que Louis y tú habéis vuelto a hacer “cositas sucias” este fin de semana?-preguntó divertido, sobresaltando al menor, que dibujaba distraído en su cuaderno.

    El ojiverde no respondió, demasiado sorprendido por la pregunta, pero el rubor que tiñó sus mejillas lo hizo por él.

    -¡Lo sabía!

    -Pero… ¿a qué viene eso?

    -No sé, me aburro-contestó el mayor, encogiéndose de hombros- pero eso significa que sí.

    El rizado puso los ojos en blanco y siguió garabateando en su cuaderno.

    -Venga Harry…solo unos pocos detalles-pidió el moreno.

Magic (Larry Stylinson) {TERMINADA}Where stories live. Discover now