T h r e e

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Apoyado en una de las tantas paredes de aquel centro, un joven algo moreno de remera negra y una característica manga rallada de color turquesa y blanco en su brazo derecho, se encontraba colocándole tranquilamente balas a su pistola. Cuando se percató de la mirada de alguien hacia su persona, volteo, encontrándose con cierto peli-morado que lo observaba atentamente y al parecer atónito también.

Aquellos ojos que lo observaban eran de un llamativo color rojo, tal como rubíes, en los cuales se reflejaba la tristeza e indiferencia que demostraba su dueño, estaban apagados sin brillo alguno, cosa que le llamó la atención del mayor. Mientras que, el contrario, miraba esos ojos verde esmeralda que demostraban lo mismo que los suyos. Ambos estaban estáticos, sin saber qué hacer, pues nunca alguien los había descubierto antes, mucho menos sin algo que les cubriese el rostro, pero no sabían realmente quién era la persona que tenían en frente.

Varios pasos se oían acercándose a donde se encontraban haciendo reaccionar al oji-verde corriendo hacia su contrario, tomándolo bruscamente del brazo y arrastrándolo consigo.

—¿¡Qué crees que haces!? —exclamó el más bajo al sentir el agarre en su brazo.

Lograron ocultarse a tiempo pero los pasos no cesaban y estaban bastantes próximos a donde ellos estaban ocultos.

—Estoy salvándonos el trasero, idiota. Ahora guarda silencio o nos encontraran. —le contestó escupiendo sus palabras con algo de odio.

—Pues te aclaro que puedo cuidarme yo solo. —terminó de hablar y los pasos cesaron, cinco guardias se encontraban rodeándolos. El peli-morado sacó de su cinturón un cuchillo y se abalanzó sobre uno de los guardias, haciéndole un tajo en la garganta de donde brotaban inmensas cantidades de sangre, demostrando lo que era capaz de hacer con una simple arma pequeña. Este cayó, estrellándose con el piso, muerto. Los otros no se quedaron atrás y trataron de atraparlo, cuando de repente, tres cuerpos más cayeron al piso con el retumbante sonido de disparos. Volteó para saber de donde provenían las balas, encontrarse con los ojos verdes del otro.

—Te alcanzan, niño. —Habló con simpleza el peli-azul mientas soplaba la boca del arma por donde salía un hilillo de humo, por los disparos. Si, le había llamado niño a pesar de que el otro solo era un año menor que él.

Al escuchar eso, el de ojos rojos sonrió con satisfacción, y clavó aquel cuchillo en el abdomen del último encargado de seguridad que quedaba.

Un hombre con un gran corte en su cuello, tres más con una bala en el pecho, y un último con una abertura en su abdomen, todos con el mismo uniforme, muertos, bajo un gran charco rojizo. Una verdadera obra de arte ante los ojos de los dos criminales que admiraban tal escena.

—Vas a llegar muy lejos así, chico. —habló el mayor, y aunque no era de alagar algo o a alguien, reconocía lo que realmente era capaz de hace el contrario, cosa que le sorprendió pero no lo admitiría.

—Solo por si te interesara saber, mi nombre es Bonnie, así que llámame así. —aclaró con fastidio y algo de nerviosismo, pero para eso ultimo no tenía explicación.

—Bien, Bonnie, yo soy Bon.

Cada quien se llevó lo que buscaba de aquel centro, se despidieron con un simple "Nos vemos" fríamente y una sonrisa embozada en los labios de cada uno. Esa mueca en sus rostros hizo que a ambos les recorriera un escalofrío en la espalda al verla, y por muy enfermiza que esa sonrisa ella sido, sabían perfectamente que no era por miedo que les había ocurrido aquello.








—Esse.

[Esta historia no lleva mucho tiempo publicada, y ya esta llegando casi a los 80 vistos y  20 votos. ¡Se los agradezco bastante!  Solo os quería decir por ultimo que ojala esta historia llegue a ser mucho más conocida, con la ayuda de ustedes y no se olviden de comentar si les gusto y regálenme  una estrellita. :3]



«Partners In Crime» |BonxBonnie| #FNAFHSWhere stories live. Discover now