S e v e n

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En la soledad sufrieron muchas cosas, por lo que tuvieron que aprender a sanar sus heridas, a defenderse, a cuidarse por sí mismos, pero eso era cosa del pasado, y ya en el presente estaban juntos, y se sanarían mutuamente, se protegerían el uno al otro, afrontarían todos y cada uno de los problemas que tuvieran y no dejarían que algo malo les pasase a ninguno. Ambos estaban más que seguros de que eran el uno para el otro. Eran como dos almas separadas que estaban destinadas a estar juntas en la vida, y así lo era ahora y lo seria siempre, no dejarían que nada los separe, pues se lo habían prometido.

—¿Nunca nos atraparan con vida? —habló el menor.

—Nunca lo harán, solo la muerte nos separará. —aseguró el mayor para después plantarle un beso al contrario, como sello de su juramento.

Tal vez no eran muy cursis, ni mucho menos empalagosos, como lo sería cualquier otra pareja común. Pero ese es el caso, ellos no eran como cualquier pareja común. Eran uno, en cuerpo, alma y mente. Se amaban y eso es lo que les importaba, nada más, mucho menos lo que el resto pensara acerca de ellos.

Tres años completos habían pasado desde aquella promesa que hicieron, la cual cumplían y procurarían seguir haciéndolo, para que nunca se rompiera. El mayor ahora tenía 19 años y el menor unos 18; se llevaban solo un año de diferencia.

Vivían como la realeza malcriada. —a pesar de todo haberlo obtenido sin mucho esfuerzo— Se daban el gusto de tener todo lo que quisieran, cuándo, cómo y dónde lo quisieran. Esa era su historia, una historia de un amor rebelde que huía de la ley por sus terribles crímenes cometidos. Llevando consigo siempre sus elementos, pistolas y cuchillos, para crear una verdadera obra maestra tiñendo, a su paso, todo el estado de aquel característico color rojo que ambos adoraban.

La población disminuía poco a poco, reduciéndose a casi nada, a diferencia del miedo de los ciudadanos que quedaban que aumentaba más y más cada vez. Todos con temor a salir a las calles y que algo terrible les pasara, ya nada era seguro. Excepto para los dos jóvenes que gozaban de su nueva vida, como reyes de aquella cuidad en sus respectivos tronos, esparciendo miedo a la pobre gente que vivía justo donde ellos se encontraban.

Bajo la oscura capa de la noche que los cubría, iban corriendo por los techos, saltando de tejado en tejado sin ser vistos. Sonreían enfermamente, como siempre, y de vez en cuando soltaban escalofriantes risas o mejor dicho carcajadas dignas de un loco, pero tampoco era como si estuviesen muy cuerdos. Esto era muy divertido para ellos, la adrenalina que les recorría las venas y el frío viento golpeaba sus rostros, definitivamente esto les encantaba, incluso más al estar juntos. Tenían un gran plan, que implicaba robar uno de los bancos más importantes del lugar y allí se dirigían, sería una gran hazaña, el robo de sus vidas, oh, y sí que lo seria.

—Esse.

[¡Dios Mio!]

[Enserio, Gracias, creí que la historia seria muy exagerada o algo por el estilo, ya que la trama era algo, muy, diferente a otras historias de BonxBonnie que había leído, pero parece que si les esta gustando

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[Enserio, Gracias, creí que la historia seria muy exagerada o algo por el estilo, ya que la trama era algo, muy, diferente a otras historias de BonxBonnie que había leído, pero parece que si les esta gustando. ¡Os amo! ¡Sois lo mejor! Comenten si les gusto, y regálenme una estrellita. :3]

«Partners In Crime» |BonxBonnie| #FNAFHSWhere stories live. Discover now