𝘚𝘸𝘦𝘦𝘵 𝘨𝘪𝘳𝘭 || Harry Styles

Londres y frío

Han pasado unas 20 horas que llevamos viajando para llegar a Londres, mi estado de ánimo no se encontraba del todo estable, estaba molesta porque no había podido dormir en todo el viaje y por otro lado, me sentía ansiosa y emocionada por conocer una de mis ciudades favoritas de Reino Unido.
El viaje se me hizo bastante largo, quizás fue porque no logré conciliar el sueño por mucho tiempo. A mi izquierda tenía la ventana que me permitía ver el cielo aún oscuro, pues a Londres llegaríamos de madrugada. En mi hombro tenia la cabeza de Richard recargada, luego de seguro estará molesto por el dolor que tendrá en su cuello después.

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— ___, despierta. — Escucho unas voces que provenían de afuera, fruncí el ceño y lentamente fui abriendo los ojos para encontrarme con la mirada encima de mi hermano. — Ya llegamos. — Me enseñó una sonrisa mostrando sus dientes blancos.

— Dios, quería seguir durmiendo, apenas pude cerrar los ojos en todo el vuelo. — Comencé a peinarme.

— Yo tampoco dormí mucho, estaba un poco incómodo. — Richard hizo un leve puchero.

— Oh vamos, no supiste de tu existencia en todo el vuelo, no vengas con tus mamadas Richard.

— Ey, por favor. — Mi padre nos llamó la atención. Volví a mirar a Richard y ambos no tardamos en reír por la reacción que tuvo mi padre. — No se como su mamá tenía tanta paciencia con ustedes dos. — Ahora el carcajeó.

— Pues deberías de empezar a trabajar por esa paciencia en nosotros. Somos unas personas muy sarcásticas papá, podemos pelear sin necesidad de golpearnos. — Richard rió burlón. Esta vez fui yo la que lo miró mal.

— Creo que esta es la hora en donde empiezas a hablar estupideces. — Dije en un susurro, afortunadamente lo escuchó, de todos modos ese era el plan.

Me dio una rápida mirada fulminante para luego volver a ponerse sus audífonos. Miré a mi padre quien se encontraba mirando a lo lejos el cielo que poco a poco comenzaba a aclararse.

— Estoy tan nervioso. — La voz de mi papá me hace dirigir mi vista en su dirección.

— ¿Por qué? — Ladeé un poco la cabeza y alce una ceja.

— No lo se, quizás sea emoción, hace dos años que no la veo ni a ella ni a sus hijos. Oh dios, sus hijos, no se si ellos se sentirán cómodos con mi presencia o tal vez no les agrade..

— Ey, respira —lo calme—, todo va a estar bien, solo confía y da lo mejor de ti, eres una buena persona y estoy segurísima que sus hijos te aceptarán en casa, ósea no al cien por ciento pero si se que les agradarás, solo confía. — Le di una simple sonrisa. Él me sonrió de vuelta para luego volver a dirigir su mirada a la ventana que estaba en mi izquierda.

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Al cabo de unas dos horas más logramos aterrizar en Londres, estire mis brazos y solté un leve mhm, Richard no tardo en hacer lo mismo para luego comenzar a bajar del avión.

— Te pareces a Adam Sandler vestida así. — Mi hermano comentó burlón.

— Necesitaba estar con algo cómodo. — Lo miré.

— Aún no terminó de entenderte bien, primero; te arreglas para cualquier situación o hasta para estar en casa y al otro día pareces un zombie..¿cómo lo haces? Es que no es por exagerar pero cuando te arreglas te cambia hasta de nacionalidad. — Carcajeó.

— Richard, si tu hermana te da un golpe yo no dire nada, te las estas buscando solo. — Mi padre dijo para luego acercarse a donde debíamos buscar nuestras maletas.

— ¿Cómo lo haces? — Volvió a preguntar.

— Pues..yo soy Hannah Montana. — Respondí.

— No estoy bromeando ahora. — Richard me mira con un semblante confundido.